Clausura

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Azira recuerda su primera conversación con alguien sordomudo; nunca podría describir la sensación de verse comprendido por alguien en una situación similar, de descubrir, que en efecto, haber tomado el valor de ir al curso, tenido la persistencia de sobrepasar sus dificultades en el aprendizaje, cambiaron su vida en forma irrevocable.

Y pensó que quizás estaba exagerando las sensaciones que esa ocasión le provocó; eso creyó hasta, que Crowley le correspondió la mirada tras atender al cliente, dándole las sonrisa más radiante y llena de orgullo que jamás le habían dedicado.

Recordaba como Crowley se acercó a él, le tomó con mucha suavidad de los hombros, y lo besó con ganas, conmovido, sorprendiendolo de toda la emoción que ese gesto le mostraba. Recibió reacciones muy similares con cada obstáculo que pasaba, o con cada persona incapaz de ponerse en su piel, o buscar ser conscientes de su condición.

Azira lo abrazaba con fuerza tras cada muestra de orgullo y afecto. Miró el primer cuadro que pintó con los materiales de Crowley, recordando lo mucho que tenía que agradecer haber sido la librería que ese hombre pisó en un día cualquier en medio del bullicio de Soho.

Sonreía cuando se paraba a un lado de Crowley, que observaba sus cuadros, poniendo especial atención a su primera obra, y a los que fueron hechos intentando revivir la imagen de cada una de las sinfonías de Vivaldi.

Cuando se entraba en cierta librería de Soho, se podía ser recibido por el cambio de tiempo en pigmento y lienzo, por la transformación de vida, por el cambio de las estaciones hechas sinfonías.

Las estaciones de vivaldi [Good Omens] [Ineffable Husbands]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora