Prólogo

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Un mes después de la muerte del Sr. y Sra. Heelshire, la casa quedó desolada sin un dueño fijo que estuviera marcado en el testamento de la pareja, solo un abogado algo confundido que visitaba la mansión cada día a la misma hora, con la esperanza de encontrar a la que nombraron en el documento como "la niñera".

Un día de lluvia, una mujer conducía a gran velocidad por una ruta en el bosque, ella no sabía que camino había tomado pero su mente no lo consideraba; ella fue despertada y regresada a la realidad al ver que casi choca a un hombre, frenó su auto y se bajo avergonzada.

-Señor, ¿Esta bien? En serio lo lamento, es que yo...

-No se preocupe, nadie salió lastimado... dígame joven.

-Smith, Eliza Smith.

-Señorita Smith, ¿Usted vive aquí?

-No, solo tomé una ruta por error.

-Bueno... creó que es mejor que se lo confíe a usted...- le entrega un pergamino.

-¿Qué es esto?

-Las escrituras de la mansión, junto con una cuenta de banco que ahora le pertenece.

-¿Qué? Esto no tiene sentido.

-Quisiera que lo tuviera joven, pero me temo que estoy tan confundido como usted.

-¿Porqué me lo da a mi?

-Pues, hace un mes y medio, el Sr. Heelshire, anterior dueño, mando a escribir su testamento... en este se mandó lo siguiente:

Ante la ausencia de mi amado hijo, al día de mi muerte, las escrituras de mi mansión, mi fortuna, las pertenencias de mi hogar y así mismo el terreno donde habitó, pasarán a pertenecer a "la niñera", quien estará cuidando la casa en nuestra ausencia.

-¿Qué pasó con él?

-Me temo que dos semanas después de nuestro último encuentro, se me informó que encontraron su cuerpo y el de su esposa con rocas en los bolsillos en un lago. Llevó cada día del mes viniendo con la esperanza de que alguien me reciba, y al fin hoy, la encontré a usted.

-¿Qué hay del hijo?

-Murió hace años en un accidente, tal vez el muñeco siga en la casa.

-¿Muñeco?- la chica le asustó un poco la idea.

-Sí, una versión de porcelana del pequeño antes del accidente.

-Que lúgubre.

-Bien, tenga las copias de las llaves y buen día.

-Esperé, ¿Qué tal si...?

-¿Esta embrujada?- la joven se avergüenza por el comentario -No se preocupé, lo más raro de la casa será el muñeco... si es que sigue ahí.

-Gracias, supongo que no me queda de otra.

-Por lo que noté en su maletero lleno hasta el tope y por como conducía... tal vez le convenía venir aquí, tiene la ventaja de ser silencioso.

-Y muy bello lugar también, de nuevo me disculpó por casi chocarlo.

-Ya le dije que no se preocupé, el Sr. Heelshire fue un buen hombre y es bueno ver que su hogar no cayó en las manos de un idiota.

-Sí, buen día Señor...

-Winston...

El hombre subió en un taxi que estaba estacionado en la vereda y se fue en este de vuelta al pueblo, la joven abrió la verja, entró al auto y se dirigió por el sendero a la mansión. Un lugar con una imagen algo antigua, pero se mantenía fuerte a pesar del tiempo de la casa; estaciono su carro cerca de la entrada, bajo, abrió la puerta de la casa y de uno en uno bajo sus cosas y las metió en la casa.

-Pues supongo que es un buen lugar para empezar de nuevo...- suena su teléfono -¿Aló?

-Hola hija- se escucha mal.

-No me busquen, ya les deje en claro que no tengo nada que ver con ustedes- dijo fuerte ya que la señal no era muy buena

-Solo queremos saber donde estás.

-No les diré, porque sé que mandaran a Michael y NO QUIERO VOLVER A VERLO DESPUÉS DE LO QUE HIZO- cuelga el teléfono.

Guarda su teléfono y nota la casa algo sucia, dedica medio día limpiando la casa y, con lo que se llevo de comer del departamento dónde vivía, se preparó algo de comer, aunque sentía una mirada sobre ella. Dudando de su estabilidad mental, limpió las cosas que uso y recorrió la casa, fue grande su sorpresa al ver en la cama un bulto, más siendo que ella ya había limpiado.

-¿Qué?- levanta la sábana y se encuentra un muñeco

-Tú eres el muñeco entonces... ¿Qué te habrá pasado?

Eliza lo mira dudosa hasta que vuelve a sonar su teléfono, ella contesta, pero se escucha mal, aunque logra distinguir que es del hospital, ella dejó al muñeco en la cama, localizó el teléfono de la casa y se le dictó a la joven al teléfono antes de corta la llamada. Pasaron varios minutos, hasta que sonó el teléfono rojo en su cuarto, ella contesta inmediatamente.

-¿Aló?

-¿Usted es Eliza Smith, madre adoptiva de Thomas Smith?

-Sí

-Bien, entonces el número es... ¿Es correcto?

-Sí

-Gracias por confirmar, tuve que hacer varias llamadas por el problema de señal.

-Lamentó eso, recién me mudé.

-Bueno, su hijo sigue con ritmo estable, es un niño fuerte, el doctor dice que es posible que pronto despierte. La mantendremos informada de su estado.

-Gracias.

Después de esa conversación, voltea y encuentra una lista en su cama, se ven varias cosas tachadas y subrayadas, así también indicaciones escritas a mano; el solo ver la lista ahí tenía a Eliza asustada, primero por el muñeco y ahora la lista de reglas.

1. Juega con él.
2. Sin invitados.
3. No le cubras la cara.
4. Guarda las sobras.
5. M/al/co/m/tr/ae/la/com/id/a. Comprar comida cada mes.
6. Limpiar las trampas.
7. No lo dejes solo.
8. Leer una historia antes de dormir.
9. Lee fuerte y claro.
10. Beso de buenas noches.

-¿Qué esta pasando?- mira a la puerta y salta del susto -A la...- el muñeco estaba sentado en el piso.

-Pues, parece que tenía razón al final... ahí un espíritu aquí y... ¿Quiere que siga las reglas?... solo esperó que Thomas este bien...

Niñera, Madre y ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora