Experimentando un viaje bien normal

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Aclaración: Konosuba no me pertenece, es de su creador "Natsume Akatsuki". Solo me encargo de crear la historia de mi fanfic sin lucros de su magistral obra.

Capítulo 04: "Experimentando un viaje bien normal"

En las afueras de Axel se encontraba el extenso bosque, el hábitat favorito de los miles de bestias salvajes que rondaban constantemente por la zona. Un lugar muy habitual donde cualquier aventurero tiene que cruzar sí o sí en el comienzo de su viaje hacia tierras nuevas y desconocidas. Al menos eso me decía los juegos de fantasía que tenía en mi computadora.

Luego de quitar todas las cosas innecesarias del equipaje de Yunyun, ambos nos encontrábamos caminando por el sendero que conducía al bosque.

Ya había transcurrido una hora desde que salimos de la ciudad.

—Kazuma-san.

—Sí, aquí Kazuma.

—Me estaba preguntando si está bien que nosotros dos nos vayamos juntos. Quiero decir, no me incómoda para nada ir con usted, pero sus compañeras no se preocupan por su ausencia, especialmente Megumin, que siempre lo cuida a cada momento.

La deducción de Yunyun me dejo sin palabras. Sabía perfectamente del alboroto que harían ellas si supieran de mi repentina desaparición, aunque no pude evitar deprimirme por la mención de Megumin. ¿Parezco un niño indefenso para ser cuidado a tales extremos? ¡Y lo peor del caso es que soy protegido por alguien que es menor a mí por tres años!

—No tienes que preocuparte por eso. Todo está bajo control.

—Pero...

En eso coloque uno de mis dedos en sus labios para silenciarla.

—Dije que no debes preocuparte. Solo confía en mí, ¿de acuerdo?

Le dije con una sonrisa tranquilizadora, a lo cual Yunyun asintió con la cabeza, luego de alejar mi dedo de sus suaves labios, los dos continuamos con nuestro recorrido.

El paisaje de la naturaleza fue lo primero que llamó mi atención.

Los grandes árboles cubriendo todo el cielo, el río que se oía a kilómetros de nuestra posición y el viento congelante confirmando que pronto se acercaba el invierno. Por un momento sentí como mi lado aventurero volvía a resurgir en mi interior, junto con mi corazón acelerado de la pura emoción.

Ya casi había olvidado esa nostálgica sensación.

Debido a mi ruidoso equipo no pude disfrutar de estos bellos momentos. Todavía recordaba con molestia cada una de sus conversaciones llenas de burlas y desdén hacia mi persona, e incluso ni siquiera se tomaban la gentileza de mantenerlo en secreto.

Pero a pesar de ser fastidiosas, egocéntricas e hipócritas. Todavía las quería como si fuera mi segunda familia, y sí, hasta a Aqua la trataba como la mascota que nunca pude tener.

Ahora que lo pienso, cuando apenas era un niño, le pedí con insistencia a mis padres de tener un perro recibiendo un no por respuesta. Recuerdo ese amargo sentimiento de no obtener lo que quería usando palabras bonitas, ni hablar de los berrinches que ahí recibía una buena golpiza que me dejaría una fuerte marca que duraría por varios días.

Ese día, me encerré en mi cuarto y me puse a llorar como un bebé.

Fue en ese preciso momento que la puerta se abrió y apareció ella, mi amiga de la infancia, quien me vio en una situación muy incómoda y vergonzosa. Yo hice lo que pude para tratar de secar mis lágrimas y quitar los mocos que se hallaban en mi lamentable rostro.

Una propuesta inolvidableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora