LOS DULCES SON PARA COMPARTIR (TE ARREPENTIRAS DESPUES)

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Llegada la mañana todos se levantaron habiendo dormido muy bien a excepción del señor samuray que maldecía a Tohru, de por si no saldría de la cama aun si ella lo amenazara con desintegrarlo pero el aromático olor de un desayuno hecho por la rubia y el hecho de sus tripas retorciéndose de hambre lo saco de la cama y valla que valía la pena, pues en la pequeña mesa veía como Kanna y Tohru lo esperaban para desayunar.

Un dato curioso fue ver como ellas no peleaban por la comida como él estaba acostumbrado en el pasado –veo que te luciste Tohru- comento Gintoki con la boca lleno de comida

–esta delicioso- prosiguió Kanna imitando al peli plateado al hablar con la boca llena y pedir otra ronda para sorpresa de Tohru que solo acato a la orden sirviendo otra porción, así prosiguieron hasta terminar y limpiar la mesa, Gintoki por raros motivos se encontraba lavando los platos mientras ellas miraban la TV tranquilamente con el estómago lleno, debía demostrar que no era un inútil y mucho menos que una niña hiciera su trabajo.

Todo iba muy bien hasta que escucho un ruido extraño que provenía de la puerta, por lo general alguien tocaría la puerta pero esos lo estaban forzando, Tohru se percató de eso y apunto de aniquilar al sujeto vio como Gintoki se dispuso hacerse cargo, al poco tiempo un enorme sujeto de color blanco entro dejando con curiosidad a Kanna por ese ser hasta que vio como de una patada Gintoki mando a volar al animal cosa u objeto que sea eso hacia la calle

–Si ella está aquí él también lo está- concluyo Gintoki viendo por el agujero de su casa a Elizabeth quien aparentemente estaba encima de un sujeto aplastándolo

–Por lo visto tu animo ha mejorado, eso me alegra- musito el hombre debajo de Elizabeth hasta sentir como alguien caía encima de él y su pingüino mostrando a Tohru con el ceño fruncido

–pensaba tener un día agradable con Gin chan, hasta que llegaron ustedes- indico la rubia mostrándose un poco enojada mientras Gintoki los miraba junto con Kanna quien veía a Elizabeth como un enorme peluche

–Zura, yo que tu correría lo más rápido posible- proclamo este notando como Tohru se preparaba para lanzarse en cualquier segundo

-Zura janai, Katsura da y solo he venido a ver como estabas- pronuncio este sin poder venir la patada voladora y los pisotones de la chica con cola de reptil, Elizabeth solo opto por mirar, ni loco intervendría en la pelea contra la sádica rubia.

Después de una madreada Katsura era sanado por Elizabeth mientras Gintoki solo esperaba a escuchar las estupideces de su amigo mientras Tohru serbia un poco de té y Kanna comía Sukonbu mirando fijamente a Elizabeth como si de comida se tratase –Kanna, ni se te ocurra comerte esa cosa, te dará indigestión- advirtió el permanentado en lo que la pequeña solo bufo con notoria decepción

–Está bien- dijo la pequeña para alivio de la mascota de Katsura quien veía a su antiguo compañero de armas lucir más... feliz que como lo dejo hace unas semanas

–¿a qué debemos su visita? Si no viene a ofrecernos trabajo puede largarse- comento Tohru sin guardarse nada mientras Gintoki alistaba a Kanna para salir a la calle en busca de Gengai, al parecer tenía que ir a recoger un paquete

–Lo siento Zura pero estaré ocupado, regresa otro día- índico el permanentado siendo lo menos brusco pero había perdido la confianza en su amigo después de que este lo traicionase al unirse a los demás

–Gin Chan ¿has visto mis caramel...?- sin poder continuar, Kanna veía como Gintoki tenía las mejillas hinchadas como si de una ardilla se tratase mostrándolo como el culpable

–kanna... yo... no es lo que parece- decía este notando como la pequeña empezaba a formar pequeñas lágrimas en sus ojos al ver que no quedaba ninguno de sus caramelos, por lo general Gintoki esperaría una tremenda paliza pero solo obtuvo un llanto silencioso de Kanna lo cual lo hizo sentirse más culpable que de costumbre y solo pudo ver como Tohru la consolaba

La Sirvienta Dragón De Sakata GintokiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora