Cierto día llega a la casa de los Higurashi un familiar de Inglaterra a pasar sus vacaciones. Sin embargo, lo que nadie sospecha es que Mai tenía un objetivo previo cuando llegó al templo sagrado, los misterios acerca del origen de la niña serán el...
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Había transcurrido más de una semana desde que Mai dejó el presente y se aventuró hacia la época antigua de ese mundo. Con el propósito de esperar una oportunidad para negociar con Naraku, buscó refugio en un pueblo en las montañas del norte, donde fue recibida con amabilidad a pesar de que su cabello rubio y el color de sus ojos la hacía parecer un ser sobrenatural y gracias a sus poderes purificadores, pudo ayudar a los aldeanos considerablemente, alejando a los monstruos del área y luego fue aceptada oficialmente por el patriarca de la aldea.
Ciertamente en ese corto periodo de tiempo llegó a reunir información muy valiosa que le permitió calcular en qué punto de la historia se encontraba. Primero descubrió que alguien había liberado a Entei y a su jinete Rengokuki. Sin embargo los ataques a las aldeas cesaron, por lo que Hakudoshi probablemente ya había tomado control del caballo, pero aún no se habían reportado avistamientos de las aves demoníacas, lo que la llevó a concluir que dicho evento ocurriría pronto.
Al haber pasado tanto tiempo sus recuerdos no eran completamente claros y no le quedaba más que esperar, para no pasar por alto ningún hecho importante.
Mai estaba segura de que Naraku ya tenía información sobre ella, ya que había persuadido a algunas deidades locales para que difundieran rumores sobre su conocimiento de los métodos para viajar a los confines de este mundo con el otro. O al menos eso era lo único que se le ocurrió para atraerlo, ya que si buscaba su escondite por su cuenta, podría perder mucho tiempo y para el acuerdo que tenía planeado, era necesario de que aun no supiera la forma de llegar a ese lugar.
En la tarde de ese día, mientras sanaba las heridas de un niño que se había caído de un acantilado mientras jugaba cerca del bosque, Mai sintió de repente una gran presencia maligna que la obligó a salir de la casa de madera y correr hacia su origen. A varios metros de distancia pudo observar a muchos monstruos agrupados que se dirigían a la aldea, sus cuerpos expulsaban veneno y miasma, lo cual producía que el cielo se tornara de un color oscuro.
Rápidamente, sacó su arma y se preparó para la batalla, con el objetivo de proteger a los habitantes de los alrededores.
-Sakina, necesito tu ayuda una vez más - dijo la chica de ojos escarlatas a su amiga que la veía a su lado en su forma espiritual
-Esta bien – le respondió Sakina con una sonrisa para que después de unos segundos Mai apretara el gatillo de la pistola y eliminara a todos aquellos monstruos, junto con el miasma que se estaba acumulando en el aire.
Como era de esperarse, los monstruos no representaron un gran problema para Mai, pero aún así, percibía una presencia que se ocultaba entre los árboles y se dio cuenta de que su plan había funcionado a la perfección, ya que el gran pez había mordido el anzuelo.
-¡Sé que estás aquí Naraku! ¡Muéstrate! - grito a todo pulmón y poco después un ser con capucha blanca y una máscara extraña apareció ante ella – (No es su cuerpo real, es solo su marioneta) - pensó algo decepcionada, ya que al conocer que su estructura física estaba hecha de energía maligna, podría afirmar con toda la seguridad de que no sentía sus poderes demoníacos
