Inuyasha Taisho era un niño que iba todos los días al bosque para ver a una niña a escondidas cantar cerca de un lago y de un enorme árbol.
Pero un día en su escondite en el árbol el trataba de esconderse cuando se cae del mismo, asustado a la peque...
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Ya habían pasado siete meses desde la partida de Kiome y Nekoma, y su plan estaba saliendo a la perfección el hermano mayor de Inuyasha se graduaría esa misma semana, solo le faltaba en cargarse de Miroku, Sango y Rin ellos no eran gran amenaza por el momento. Era hora de receso y Inuyasha le había dicho que lo buscará en la cafetería que quería decirle algo muy importante, se encontraba caminando hacia ya pero era algo raro de ver, bueno no ver a alguien en los pasillos de la escuela más en hora de descanso.
Mientras tanto en otra parte no muy lejos de donde se encontraba la cafetería, una joven azabache acompañaba a su mejor amigo que miraba constantemente a la puerta de está. Ella podía sentir que él buscaba a alguien ya se imaginaba quien era pero en esos momento no deseaba, saber de Kikyo.
Sango:Aome alguien te tiene una videollamada de alguien que quiere verte desde hace, mucho tiempo.- llamo con el teléfono en la mano, para dárselo a la azabache que la miraba confusa ante su comentario.
Con rapidez saco de su mochila una fotografía vieja de una niña, la cual le sonreía de la misma forma corriendo su mirada de la foto a la pantalla. Hora sí estaba segura que se trataba de la misma persona era ella.
Aome:¡SAKUYA!!! ¡ERES TÚ!- exclamó entusiasmada ante la forma tan inesperada de comunicarse de su amiga de infancia, tomando el dispositivo móvil.- me encuentro bien. En serió jamás me esperaba que me llamaras de está manera pero creí que ya no volverías.