El pianista

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Kisa ingresó a su nueva habitación, cerró la puerta y optó por tomar una ducha antes de recostarse.

Era una vida diferente, había aceptado la propuesta de Asahina sin tener claro a que debía someterse. No quería ilusionarse, el dueño de casa a pesar de ser conocido como uno de los más sanguinarios representantes de los clanes de la mafia japonesa, él sabía que nunca actuaba más allá de los límites.

Los recuerdos de las conversaciones sostenidas después de los momentos de sexo, o en la mesa mientras compartían una cena o un desayuno, le habían hecho conocerlo más allá del campo de "amante ocasional". El hombre era el resultado de buenas y malas decisiones, igual que él y cualquier otro humano.

El pelinegro salió de la tina y se secó consintiéndose un poco con los aceites que fueron dejados a su disposición, al salir encontró un armario lleno de ropa, no solo de su talla, sino también de su gusto.

—Te tengo una sorpresa adicional —la voz de Kaoru a su espalda le hizo sonreír. Girando le pidió que terminara de vestirlo. De vez en cuando dejarse mimar no estaba mal. Dándole gusto, el de ojos marrón le abotonó la camisa y le tomó de la mano para dirigirlo a su siguiente regalo—. ¿Te gusta?

Kisa tuvo un deja vú, aunque no era el mismo piano que Kou o Aniki le dieron cuando estuvo prisionero ese mes, si era un bello instrumento que de inmediato hizo que sus dedos picaran.

—Espero que algún día me tengas la suficiente confianza para contar tu historia, por ahora deseo escucharte.

Shouta se sentó frente al teclado acariciándolo, eran años de no sentir el frío marfil. El sonido emitido por la primera nota, hizo vibrar algo en su interior, fue una emoción deliciosa y embriagante. Se dejó invadir por el placer e interpretó la melodía que compuso para él y su soledad.

El sentimiento era demasiado asfixiante para no transmitirlo ...

Flashback

Aniki reconoció el terror en la mirada de Kisa, nunca pensó que después de tanto tiempo, esa frase podría ponerlo en evidencia.

El golpe en su ingle y la intención de correr para salvarse, hicieron hervir la rabia en el castaño que le sujetó del cabello haciéndole caer.

—Eres demasiado inteligente para saber que esto tendrá una consecuencia —Shouta quedó cubierto por el cuerpo de su captor. La mano de Aniki cogió su cara besándolo suavemente—. Llevamos un año juntos, ¿por qué ahora me temes?

En el corazón del editor se instaló el dolor causado por la culpa de haber cometido el error de atacar a quien nunca le hizo nada. En su cabeza se repetía la escena en el baño cuando el hombre con quien llevaba un año viviendo, lo violaba. Cómo no darse cuenta si la voz, las caricias eran tan diferentes a las del chico que, a pesar de ser tan igual, siempre le dejaba la duda de estar con dos personas.

—Eres tan fácil de leer mi bello pianista...—el susurro en su oído le sacó un leve gemido, uno de sus puntos débiles, y bien que lo sabía Aniki—, al menos me libraste de asesinar a mi propio hermano.

Las lágrimas cayeron en silencio, era un homicida, había matado a un inocente. Recordó los gritos detrás de la puerta ese día que lo sacaron del encierro del que fue víctima en el apartamento de "El Príncipe Yukina Kou".

Decir que se quebró por dentro era poco para lo que sentía, su cuerpo fue recogido como el de una marioneta y colocado sobre la cama. Escuchó con claridad la historia que no conocía, aquella que era la versión del otro lado de su tragedia.

Yukina Aniki era el mayor de dos hermanos, siempre fue el mejor en todo, quien debía seguir con la tradición familiar, quien ya tenía la novia elegida y perfecta igual que él. Pero todo cambio el día que lo conoció en un concierto, nada se comparaba a la tranquilidad y la pasión que transmitía con las notas que salían del instrumento que acariciaba. 

Se obsesionó con él, porque para Aniki, Kisa significaba la perfección y por eso estaba hecho para pertenecerle. El saber que era homosexual fue la confirmación de que podía tenerlo sin arrepentimientos. Su hermano menor fue el confidente de sus dudas, de sus anhelos y la via más directa a su amor. Por eso fue fácil convencer a Matsumoto, y posteriormente al mismo Kou.

El parecido era tanto entre los dos hermanos que fue fácil pasar sin ser reconocidos, lástima que el juego se salió de las manos cuando el menor reconoció que también estaba enamorado del pianista.

—¿Qué tienes amor mío para enloquecerlos a todos? —Kisa negó con la cabeza, él nunca se consideró atractivo, así que no entendía como Aniki aseguraba semejante tontería—, mi hermano ese día repitió lo que le obligue a decir, con tal de no acabar con su carrera, pero nunca creí que llegaría tan lejos.

El pelinegro arqueó la espalda al sentir que su hasta ahora "amigo con derechos" lo preparaba, ¿qué más daba?, era cierto que llevaban un año compartiendo casualmente cama, así que se dejó hacer, ¿hasta cuándo aguantaría ese karma?

Estiró la mano tomando el pesado cenicero que la empresa le dio como regalo de fin de año, «un fino detalle en cristal de murano», lo levantó cuando supo que Aniki estaba cerca del orgasmo... uno para aturdirlo, dos para romperlo, tres para matarlo...

Fin del flashback

Shouta cayó sobre el teclado sin fuerza, el llanto que hasta ahora había sido silencioso rompió en un desgarrador grito, uno que calmó el fuerte abrazo de Asahina quien recibió cada uno de los golpes en su pecho.

Siguió llorando hasta que las lágrimas parecían haberse secado, y ahí al lado del piano, el amanecer los sorprendió.

Ya no quedaba nada para Kisa, había tocado fondo. Entonces, tocaba volver a empezar. Los pedazos se habían reorganizado y la culpa ya no era suficiente para sobrevivir. Se sintió libre, liviano y con ganas de ser algo más que un deshecho humano. Kaoru lo besó en la frente y asintió al escucharlo.

El celular de Asahina sonó dentro de su bolsillo, haciendo que tomará un poco de distancia del pelinegro.

El rostro pacífico segundos atrás volvió a la adusta expresión, la voz de Eiba al otro lado del auricular demostró que, para él, Kisa era su amuleto de buena suerte.

—Kaoru: Felicidades, Ryu aceptó el trato.

Feliz San Valentín +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora