Aprovecho que está ensimismada mirando a su alrededor para contemplarla con mayor detenimiento, necesito guardar su imagen en mi mente.
Así como está ahora, sin fingir ser nadie más, sin estar presionada por el sistema, agobiada por sus alumnos o cansada del trabajo.
No puedo entender como puede ser tan perfecta.
Se lleva las manos a los bolsillos de sus jeans.
— ¿Cómo va ese ensayo?—pregunta caminando hacia mí.
Es increíble lo complicado que se vuelve respirar cuando ella está cerca.
—Lo empezaré en cualquier momento... —me encojo de hombros— estaba esperando el fin de semana para dedicarme a ello.
—No tienes que hacerlo. Por eso vine hasta aquí, estaba un poco alterada por mi encuentro con el director yo... no tengo motivos para castigarte.
—Entré a su salón sin permiso, el castigo está bien fundamentado.
Ella niega con la cabeza.
—Tú fuiste a buscar un libro. Esa es la declaración oficial.
Me sonríe.
Es increíble como puede ser una verdadera pesadilla y luego simplemente se vuelve tan encantadora.
Pasa por mi lado y sale de la biblioteca, voy detrás de ella, la miro curiosear por ahí como una niña dentro de una juguetería.
Tengo el impulso de caminar a su lado, de decirle que no quiero separarme de ella, que me gusta su compañía, de al menos invitarla a ver una película, pero no me atrevo, siempre que quiero dar un paso hacia ella término alejándome 20.
No podía seguir más a mis tontos impulsos, tenía que ser inteligente y paciente... muy paciente.
Se detiene frente a mi habitación. La puerta está abierta por lo que tiene una clara visión del trabajo sobre el caballete, una montaña de latas de pintura, una guitarra eléctrica en una esquina, el escritorio sobre el que están varios bocetos a medias y la alfombra que todavía tiene manchas de pintura.
—Tu hábitat natural —susurra mirando a su alrededor.
Se detiene a mirar, en la pared junto a mi cama hay dos posters uno de Txus Di Fellatio y otro de Till Lindemann.
—Eso nunca lo hubiese imaginado —dice señalándolos— En cuestión de hombres tienes mal gusto.
—Los de Justin Bieber se habían terminado —le digo sarcástica.
Ella sonríe.
—Creí que la etapa metalera había muerto.
—No están como para tirarlos a la basura —me defiendo— de hecho me gustan mucho.
—Si te van esa clase de hombres, el chico del restaurante no tiene la más mínima oportunidad.
—A mí no me van ninguna clase de hombres.
Muy tarde me doy cuenta lo que acabo de decir, otro estúpido impulso que podía arruinarlo todo.
Pero mi profesora prefiere fingir que no me ha escuchado y continúa paseándose por la habitación.
—Vaya, me he encontrado con tu doppelganger.
— ¿Mi qué?
—Tu gemela malvada.
Sostiene una foto donde estoy yo. La reconozco, fue una instantánea que me saqué antes de entrar a un concierto de Mago, allí tenía alrededor de doce años, la mitad de mi cabello era de un rojo encendido, tenía un piercing en el labio y otro en la ceja, aparte de llevar una camisa negra con una estrella
invertida y unos jeans rasgados.Voy hasta ella para quitársela pero en un fugaz movimiento se aparta de mi camino.
—Eso es horrible.
Extiendo la mano para que me la de, pero permanece inmóvil y sonríe con malicia.
—Creo que la voy a conservar.
—Nada de eso.
De nuevo me acerco a quitársela y ella se hace a un lado.
—Puedo regalarle otra...
Ella la mira de nuevo.
Quiero que la tierra me trague.
—Me ha gustado esta.
Salto para arrebatársela pero es muy hábil.
— ¿La quieres de vuelta?
Prácticamente me abanica con la foto.
—No me puede robar eso. Soy hija de policías —la amenazo.
—Bastante torpe si me lo preguntas —se burla— hagamos un trato, si consigues quitármela te la devuelvo.
Voy hasta ella. Primero todo mi empeño está en recuperar esa foto, pero durante el forcejeo percibo la cercanía de su cuerpo y mis objetivos se nublan.
Finalmente la acorralo en un rincón.
Inesperadamente ella guarda la foto en el bolsillo trasero se sus jeans.
—No crea que no me atrevo a quitársela...
— ¿Te atreves?
Ambas dejamos de reír ante la insinuación.
Pero no di un paso atrás, al contrarió me acerque más a ella. La agarré de las caderas para separar su cuerpo de la pared, no era nada fácil. Para conseguir esa foto tenía que ser
más brusca, y me invadía el terror de echarlo todo a perder, otra vez.Busqué sus ojos, pero al hacer contacto con los suyos estos me acorralaron.
Entonces me di cuenta que había algo en su mirada, algo que logró despertar de un tirón hasta la más recóndita de mis emociones, porque me di cuenta que en sus ojos también había deseo.
Cerré los ojos.
¡Qué clase de puñetero juego era ese! si ella quería besarme porque no lo hacía. Y lo que menos podía explicarme, si yo misma quería besarla, por qué diablos permanecía inmóvil.
Dejamos de forcejear. Ella puso su mano en mi vientre y sentí como emprendía un lento y enloquecedor ascenso. Percibí su pulgar en mi pecho y un débil gemido escapo de mis labios.
Ese sonido fue el disparo que marcó el inició de la carrera, fue el grito con el que se declaraba una guerra, fue una explosión que derrumbo las últimas losetas de cordura que aún quedaba entre nosotras.
En un brusco movimiento mi profesora invirtió los papeles. Con excesiva fuerza me puso contra la pared.
Su mirada le hizo mil cosas a mis labios. Me quedé inmóvil, esperando sus besos, con la respiración entrecortada, el pulso acelerado y mis sentidos por las nubes.
Pero entonces ella hizo lo que menos hubiese imaginado en ese momento.
Dio media vuelta y se fue.
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𝗜𝗳 𝗬𝗼𝘂 𝗪𝗲𝗿𝗲 𝗠𝗶𝗻𝗲 ✧ 𝐉𝐞𝐨𝐧𝐠𝐌𝐢
Novela Juvenil˗ˏˋ 𝕵𝖊𝖔𝖓𝖌𝕸𝖎ˎˊ˗ ↳ ❝ Cuando Myoui Mina cruzó la puerta del salón de literatura no se imaginó que ese era el inicio de una importante historia. No se imaginó que estaba a punto de enamorarse, ni siquiera alcanzó a sospechar que pr...