|𝐎𝟓| ➟ 𝐄𝐥 𝐏𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫 𝐈𝐧𝐝𝐢𝐜𝐢𝐨 𝟏/𝟐。

750 109 14
                                    


—¿Qué te gusta?

Me quedó toda tonta mirando la larga hilera de autos frente a nosotras mientras que me exprimo el cerebro por encontrarle el sentido y la respuesta
a su pregunta.

—Señorita Myoui... ¿está aquí?

—Dígame.

Volteo a verla. Grave error. ¿Será que nunca me acostumbraré a sus condenados ojos?

Ella mueve la cabeza despacio y me mira con cierta preocupación.

— ¿Qué clase de comida te gusta? —Pregunta impaciente— No sé si estas enferma o sólo me estas ignorando.

—Estaba distraída —comento mientras finjo que veo mis manos— En realidad hay un establecimiento de comida rápido muy cerca de aquí. Sólo hay que doblar en la siguiente calle... y se evita el tráfico hacia el centro.

—Perfecto —murmura ella.

Llegamos al sitio 10 minutos después.

Al verme entrar Jackson, que está detrás de la caja, comienza a mover los brazos en el aire efusivamente para llamar mi atención. Mi mano temerosa le regresa el saludo.

Hay unas cuantas mesas ocupadas, al ver que es la profesora Yoo quien me sigue la conduzco hecha un manojo de nervios hasta el lugar que yo ocupo habitualmente cuando voy a comer ahí.

Enseguida una muchachilla con mechas azules se acerca a ofrecernos el menú, si mal no recuerdo se llama Chaeyoung. Yo estoy segura de lo quiero, en cambio mi profesora, ante mi mirada perpleja, es excesivamente amable con la chica e incluso hace un par de bromas mientras pide pollo frito. Y le sonríe, le sonríe a esa niña extraña que ni siquiera conoce. Su primera sonrisa no fue para mí... repentinamente ya no tenía hambre.

Me sentía molesta y triste a la vez, no podía decir los motivos exactos. Era como si una fuerza oscura me estuviera oprimiendo el pecho. Respiré hondo y trate de invocar mentalmente un colorido paisaje, donde había flores, verdes valles, una pequeña granja... era la descripción del dibujo a medias que permanecía sobre el caballete en mi habitación.

Pero los colores, las sombras, todo lo demás que las palabras no pueden capturar era lo que tanto me costaba plasmar con pintura. Necesitaba atrapar la paz de esa imagen sobre un lienzo.

—Vaya... de nuevo me estas ignorando —la escucho decir.

—Perdón... me quedé pensando...

— ¿En él?

Descaradamente señala hacia Jackson, quien en esos momentos veía hacia nuestra mesa. Cuando mis ojos se encontraron con los suyos el bajó la vista muerto de vergüenza.

Niego rápidamente con la cabeza.

—No.

—Es muy guapo —declara.

—Sí, lo es... —susurro sin saber exactamente qué decir.

— ¿Te gusta? —pregunta levantando una ceja.
De nuevo niego rápidamente.

—No.

Era una charla casual propia de un almuerzo en un restaurante de comida rápida, pero ella seguía siendo mi profesora, la que me castigó el primer día, la que me mantuvo despierta toda la noche trabajando en un bendito ensayo y ciertamente me intimidaba.

—Pues llevaba mucho rato mirándote... definitivamente le gustas a él.

Me encojo de hombros.

—No creo...

Ella de nuevo mira hacia donde está Jackson.

— ¿Vienes aquí muy seguido?

—Si. En realidad vengo todos los fines de semana a almorzar. Queda un poco lejos de casa pero en el camino hay un parque muy bonito, y me distraigo por ahí un rato. Es muy aburrido estar sola.

— ¿Tus padres trabajan los fines de semana?

—Todos los días. Son detectives de policía. Como se imaginará no tiene mucho tiempo libre.

—Policías —repite sorprendida —pudiste ahorrarte el ensayo si lo hubieras dicho antes.

Ambas nos reímos.

—No creo que usted se dejara intimidar por mi padre.

Ella suspira.

—No quiero problemas con la policía —es todo lo que dice.

En ese momento la chica regresa con la comida.

—Fue bastante bueno tu trabajo —soltó de pronto cuando llevaba mi hamburguesa a la mitad.

Me apresuro a tragar.

— ¿Ya lo leyó?

Asiente.

—Escribes como alguien que lee.

Me encojo de hombros.

—Es lo que hago cuando muero de aburrimiento en casa. Mi mamá tiene una habitación llena de libros, imagino que era una ávida lectora... pero ya no más, trabaja mucho—le explico.

—Qué lástima. Leer es una bonita costumbre que no se debería perder y vuelve a las mujeres más interesantes.

De nuevo volvemos al silencio. Observo de reojo sus delicados movimientos al comer, es una mujer de clase y yo la he metido a un restaurante de hamburguesas y pollo frito.

Estoy mordisqueando las papas cuando alguien se para a mi lado.

—¿Cómo te va Mina?

De inmediato me levanto a saludar a Jackson, supongo que había estado toda la comida debatiéndose entre ir hasta la mesa o quedarse en su puesto, y no quería hacerlo sentir incómodo. Era él quien se sentaba a comer conmigo los fines de semana con todo y el riesgo de que lo echaran.

Me planta un sonoro beso en la mejilla y me abraza cariñoso.

—Hola.

— ¿Qué tal el colegio? —pregunta sin dejar de abrazarme.

—Genial.

El lanza un bufido de incredulidad.

—No trates de engañarme... yo puedo ver atreves de ti... —lo dice en un tonito bastante insinuante.

Le doy un puñetazo en el hombro.

—¿No tienes que trabajar?

El ríe.

—Ayer vino Sana con una chica bastante mona —alza las cejas varias veces seguidas.

Le encantaba inventarse cuentos morbosos alrededor de mi amiga.

—Lárgate a trabajar —le suelto en tono de broma dándole ligeros empujones.

—Dijo que te las apañaste para que te castigaran el primer día...

Mi profesora nos mira descaradamente, siento sus ojos penetrantes sobre mí.

𝗜𝗳 𝗬𝗼𝘂 𝗪𝗲𝗿𝗲 𝗠𝗶𝗻𝗲 ✧ 𝐉𝐞𝐨𝐧𝐠𝐌𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora