Aspirin; Kihyuk.

O2

[13 de agosto, 2016]

Era otra aburrida semana más.

Se encontraba apoyado contra la pared de recepción observando a cada una de las personas que se encontraban esperando porque necesitaba algo para hacer.

Era tan estresante no tener trabajo.

Es decir, se despertaba todos los días a las seis y cumplía una jornada de nueve horas muy mal pagadas solo para estar apoyado en la pared de recepción, era ridículo. Sentía que merecía el tonto y nulo sueldo que tenía.

Su mirada se posó en el techo blanco del establecimiento. Estaba completamente aburrido y bien sabía que en cualquier momento algún médico aparecería y lo insultaría o quizás le hablaría mal por estar haciendo prácticamente nada, pero la realidad era que no había nada para hacer. 

Nadie tenía heridas de urgencia ni algún caso que requiriera sus movimientos urgentes, solo personas con problemas que solo un médico podría diagnosticar y, aquel día, solo había tres médicos de guardia. Completamente insano. 

Divisó, sin querer, aquel rostro tan familiar para él a pesar de haberlo visto una sola vez. 

Era Lee Minhyuk, escondido en un rincón con aquella característica cara de pánico, observando para todos lados de forma descontrolada y con aquella respiración igual de irregular que la primera vez. 

Suspiró al ver lo mal que se encontraba esta vez, ¿Le había sucedido algo más? ¿Se había vuelto a meter en una pelea? 

Se acercó a paso lento tratando de no molestar a la gente que se encontraba descansando en recepción y frenó justo frente al mayor. La punta de sus pies tocaban las ajenas y solo aquel pequeño toque logró que el tan pensado Lee Minhyuk levantara la vista. 

Sus ojeras eran notorias y aquellos golpes no lo favorecían del todo por la palidez que su piel portaba. Esa no era una palidez normal. Él no parecía normal, pero aún así su belleza seguía allí, incluso golpeado.

No sentía ni una pizca de pena por él. Había aprendido hace mucho tiempo a que no hay que tener pena ni compasión por los pacientes. El que debe morir morirá y el que no, solo seguirá, así lo dictaba la vida, pero eso no quitaba que le causara curiosidad el estado de aquel paciente. 

¿Acaso su familia lo golpeaba? ¿Le hacían bullying en algún sitio? Eran preguntas que tal vez jamás tendrían una respuesta, solo podrían obtener una tan o no tan acertada teoría hecha por él. 

—Sígueme.—pidió parando de observarlo, pues ambos se habían quedado en completo silencio, manteniendo aquellas miradas que no expresaban ningún sentimiento.

Comenzó a caminar no tan rápido mientras oía los mismos pasos torpes de la última vez detrás de él. Suspiró e ingresó a la sala mientras el mayor tomaba asiento en la camilla. 

No quería quedarse mirándolo por mucho tiempo pero era imposible no estar inquieto por lo golpeado que se encontraba. 

—¿A qué has venido hoy a la guardia, Lee Minhyuk?—preguntó mientras se colocaba los guantes sin observarlo—¿Ha pasado algo más?

Oyó un suspiro antes de darse vuelta y observarlo. 

—Usted me ha dicho que de aquí a una semana podrían retirar mis puntos.—contestó con un tono tan frío que se le congeló el corazón—No iré a mi médico, allí procederán a internarme y esto—dijo señalando sus suturas—no es una razón que yo considere válida para asistir.

No era tan tonto como para no darse cuenta de que algo pasaba. Era evidente que los médicos particulares no hacían eso. Algo ocultaba Lee Minhyuk. 

—No es una razón válida, concuerdo.—asintió el enfermero—Pero tu médico particular solo los habría retirado, ¿Para qué viniste en realidad, Lee Minhyuk?

Pasaron unos largos minutos en silencio, donde notó lo nervioso que estaba aquel muchacho. Las manos le temblaban y su respiración se agitó de golpe, como si la pregunta del joven enfermero lo hubiese sorprendido. 

—B-bueno...—vaciló un momento con la mirada clavada en sus zapatos—Me duelen mucho los golpes y la sutura...y realmente este hospital queda muy cerca de mi casa, no tengo auto y es mucho más fácil venir aquí a la guardia. Disculpe usted si lo molesto. 

Seguía sin ser la verdad completa. No dudaba que dolía. 

Revisó las suturas para ver si se encontraban listas para ser sacadas y, en efecto, estaban más que preparadas. Si se las dejaba más tiempo, tal vez se pegarían a su piel. 

Procedió a retirar las suturas con sumo cuidado y finalizó colocándole un gel anestésico en la zona. 

—Seré franco, sé que no me estás diciendo toda la verdad.—respiró profundamente mientras lo miraba a los ojos. El mayor tembló—Mi deber es chequear que todo esté realmente bien, así que por favor, levanta tu camisa. 

La voz de Kihyun sonó suave, debía decirlo con delicadeza para que el paciente cediera. 

Minhyuk quiso protestar pero sus manos temblorosas se dirigieron a su camisa, levantándola y dejando ver un plano abdomen sumamente golpeado. 

Aquellos moretones eran viejos y recientes, algunos morados, otros verdes y algunos rosas y negros, todo era una mezcla de colores deprimentes. Estaba plagado de ellos, parecía una galaxia de violencia. El mismísimo sarampión del sufrimiento.

Por un momento, pudo sentir su dolor. 

—No pregunte, por favor solo dígame qué tomar y me iré, se lo juro.—rogó con sus ojos ya lagrimosos, pero Yoo Kihyun no se la dejaría fácil. 

Se quitó los guantes y lo observó tal vez dulcemente. 

—No te daré nada hasta que me digas qué es lo que te está pasando.

—Por favor, se lo ruego.—pidió casi en un susurro—No estoy preparado para esto.

Lo pensó un momento, pero la respuesta era un rotundo no.

—¿Tienes dinero para comprar medicamentos?—preguntó cruzándose de brazos

El mayor negó con la cabeza gacha, avergonzado por la pregunta.

—Entonces te los tengo que brindar yo mismo y no lo haré hasta que me cuentes.—dijo pellizcando el puente de su nariz—Solo intento ayudarte.

—Usted solo me está perjudicando, que tenga linda tarde.—respondió antes de pasar como un rayo por su lado y prácticamente huyendo del hospital.

No hizo nada para detenerlo, aunque quería hacerlo. Era una grandísima pena, pero él no sentía pena por nadie.