16.- Todo mal

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"No tienes idea..." Jennie hizo una pequeña pausa para poder dejar un beso en la frente de la chica de ojos avelllana. "De cuan especial eres. No hablo de que seas especial por tus... pequeños problemas," Empujo la cabeza de Lisa levemente, viéndola fruncir la nariz, "Lo digo porque eres maravillosa por dentro y por fuera. Tu corazón es tan puro y lindo, amor. Eres la persona más linda que conocí y creo que no voy a conocer a otra mejor que tú."

Lisa atrapó su labio inferior entre los dientes tratando de reprimir una sonrisa. La más joven rió y beso su barbilla, aprovechando para descender la boca al cuello pálido, respirando abundantemente. Dios, como había extrañado el olor natural y delicado de Lisa. Todo en ella era delicado. Desde sus características hasta sus gestos.

"Amo cuando haces eso," Jennie confesó mientras miraba su blusa enrollada entre los dedos de Lisa. Siempre que es posible, Lisa encontraba una forma de agarrar lo que estuviera cubriendo el torso de la coreana.

"Es para no dejar a N-Nini ir," la chica pálida suspiro.

Jennie observo las manchas oscuras bajo los ojos de Lisa y frunció el ceño, pasando suavemente su pulgar sobre la piel.

"¿Estuviste llorando ayer, amor?" la coreana no escondió la preocupación en su voz.

"N-no hay nada de malo en llorar a v-veces. Tú lo has dicho." El rostro de Lisa fue a parar al cuello de la menor.

"Sí, Lili, lo sé." Suspiro, "Te ves tan cansada... ¿Puedo saber por qué estabas llorando?"

Aún teniendo la piel bronceada de Jennie sobre sus labios, la chica de cabello corto murmuró algo incoherente que causó cosquillas instantáneas en la coreana. Controlando las ganas de reír, irguió el rostro de la mayor e hizo que la viera a los ojos.

"¿No quieres hablar?" La coreana indagó por los que Lisa desvió la mirada a otro punto cualquiera en el cuarto. La de ojos avellana sólo balanceó la cabeza negativamente. "Está bien."

Lisa se arrastró hasta encontrar un libro especifico en el estante y regreso a la chica de ojos castaños. Con los ojos semicerrados, ojeaba algunas páginas bajo la mirada curiosa de Jennie.

"El Principito." Jennie murmuró, sonriendo suavemente, "Te gusta mucho este libro, ¿verdad?" Lisa asintió y frunció los labios, se acomodó detrás de Jennie y tiró de ella para que se acomodara en su pecho. "Eres eternamente responsable por aquello que cautivas."

El simple acto de Jennie recordando una de las frases del libro hizo que Lisa esbozara una enorme sonrisa.

"¿Qué signi... significa eso?" Los ojos avellanas curiosos analizaron el rostro de la coreana, ansiando una explicación.

Jennie respiro profundo y humedeció los labios antes de hablar, "Cuando el zorro dice eso al Principito, se está refiriendo a la rosa que él dejo en su asteroide. ¿Recuerdas?"

"¡Sí! El asteroide B-612," Lisa mostró una sonrisa convencida a la menor, arrancándole una risa y recibiendo un breve beso en los labios.

"Cautivar y conquistar," la de ojos castaños continuó, "El Principito conquisto la rosa y se volvió responsable por eso. Cuando el zorro le dice eso a él, no quería decir que él debía dudar, proteger y no tirar las larvas de rosa para siempre. Pero nada le impide hacer eso al comienzo. La responsabilidad eterna que el Principito tenía era enseñar a la rosa a cuidarse a sí misma y mantenerla por siempre en su corazón."

"Como t-tú y yo." Lisa observo.

"Eso mismo," Jennie sonrió y dejó un beso en la puntita de la nariz de Lisa, "Tú y yo."

Special  [Jenlisa]Where stories live. Discover now