29.- Infiernos

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Lisa se despertó en la madrugada. Temblaba de frío.

Se sentó en la cama mientras se restregaba los ojos, sintiendo la falta de los brazos de su novia a su alrededor. Pero se sintió bien cuando vio a la coreana dormida a su lado.

Todavía desnuda.

Se acercó cuidadosamente para observarla mejor. Se dio cuenta de que cada centímetro de su piel bronceada tenía los poros perfectos, lo que la hizo fruncir el ceño y en un acto involuntario, deslizo suavemente los dedos sobre la zona. Jennie se removió en la cama, girándose hacia Lisa. El movimiento hizo que la sabana se deslizara por su cuerpo, exhibiendo su desnudez.

Lisa abrió la boca, su mirada cayendo a los pechos de la coreana. Debido al frío, los pezones contrastando con la piel se encontraban ligeramente hinchados.

Lisa sintió ganas de tocarlos y sentir la textura, pero pensó que sería un error hacerlo sin que la coreana supiera.

Sin saber qué hacer, la cubrió lentamente y se levantó de la cama con cuidado.

Respiro profundo algunas veces y fue buscando las ropas calientes y cómodas. Acabó por escoger dos pantalones de chándal y dos blusas largas. Se vistió rápidamente, ignorando el hecho de estar sin ropa interior. Después, depositó la ropa al lado de la chica dormida en la cama y apretó los labios, pensativa.

Con cuidado, tiró de la sabana del cuerpo de la coreana y parpadeó lentamente al pasar la mirada por las curvas delicadas pero al mismo tiempo bien acentuadas, el pecho subiendo y bajando, siguiendo el ritmo de su respiración tranquila. Sus brazos estaban tendidos a ambos lados de su cabeza. La expresión serena tomando su rostro. Lisa pensó que parecía un ángel.

Ella se acercó y subió a la cama con cuidado, quedando entre las piernas de la chica. Las alejó mínimamente para poder ponerle los pantalones de chándal. Gateó en el colchón hasta quedar lo suficientemente cerca para posicionar los brazos de la chica en una forma que facilitara el proceso de ponerle la blusa. Jennie se inquietó por un momento cuando pasó la prenda por su cabeza y Lisa contuvo la respiración cuando los ojos castaños se abrieron mínimamente.

"No, no," susurró, deslizando los dedos por los parpados de la chica con el fin de que volviera a cerrar los ojos con la mayor delicadeza del mundo. "Duerme, p-princesa."

Suspiró cuando Jennie murmuró algo incoherente en respuesta y la tiró por la blusa, de forma que cayera a su lado, un tanto asustada por la inconsciente reacción.

Permaneció inmóvil por algún tiempo. Jennie no se movió más, entonces Lisa volvió a sentarse en el colchón para admirarla. Se inclinó bastante para besarla en la frente y sólo entonces se volvió a acostar.

En un gesto lento, Lisa se acurrucó en el pecho de su novia, tratando de escapar del frío cortante que maltrataba todo su cuerpo. Ella soltó una cantidad abundante de aire por la nariz cuando sintió las pequeñas y delicadas manos correr por su espalda, acercándola más.

Controlando las ganas de mirar hacia arriba y asegurarse de que Jennie aún dormía, sólo cerró los ojos, murmurando en alegría al sentir un calor confortable subir por su cuerpo, su pecho; sin embargo, las mariposas en su barriga seguían allí.

***

Por la mañana, Lisa ya tenía los ojos avellanas descansados admirando la figura todavía dormida de su novia.

Su madre probablemente aún estaba dormida debido al silencio de la casa, entonces no veía motivos para levantarse. Prefirió esperar pacientemente a que su novia despertara.

Special  [Jenlisa]Where stories live. Discover now