22.- Tarde de discordia

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Lisa frunció los labios, sin saber cómo reaccionar a la situación.

"Quédate... calmada, ¿okay?" Jennie condujo a su amiga hasta el sofá, empujándola suavemente para hacerla sentarse. "Voy a buscar un vaso de agua para ti."

Rosé sólo asintió y escondió el rostro entre sus manos, encogiéndose en las almohadas. Lisa la miró por un rato y se acercó, tocando tímidamente las manos de la chica. Una vez que descubrió su rostro, Rosé fue tomada por sorpresa por el beso cariñoso que Lisa dejo en su frente.

"¿Abrazo?"

Sin ni siquiera responder, Rosé apretó los brazos alrededor de la mayor, arrancándole un pequeño suspiro. Lisa sonrió y dio algunas palmaditas torpes en su espalda.

"No puedes dejar que las lágrimas escondan los hermosa que eres." La chica pálida se apresuró a limpiar el rostro de la chica con la manga de su sudadera.

Rosé permaneció callada.

"¿Por qué Rosé- estabas llorando?" Lisa preguntó, su cabeza ligeramente inclinada a un lado.

Cuando Rosé abrió la boca para responder, el sonido de los pasos de Jennie la hizo callar. La coreana le ofreció una pequeña sonrisa mientras le entregaba el vaso.

"¿Quieres contar lo que sucedió o-"

"Estaba en el supermercado... yo... yo quería comprar algunos dulces y chatarra para que comiéramos... yo ya estaba en la fila y había una mujer detrás de mí," hizo una pequeña pausa para poder limpiar una lágrima solitaria en su rostro, "Ella comenzó a llamar al chico de la caja... diciendo que no tenía todo el día para estar cerca de este tipo de gente, lo dijo mirándome..." Rosé tomó una respiración profunda antes de continuar, "El cajero le pregunto si yo la estaba incomodando. Ella dijo que no había manera de no incomodarse con un Asiático cerca de ella, siendo que yo podría... traer alguna enfermedad."

"Mi Dios..." Jennie frunció el ceño, incrédula. "Siento mucho que tuvieras que pasar por eso, Rosie... aún existen tantas personas ignorantes como esa mujer en el mundo... ella ni se imagina la persona maravillosa que eres."

Lisa, que hasta ese entonces estaba callada y quieta, restregó sus ojos y se acercó a Rosé, levantando sus manos para limpiar las lágrimas en su rostro.

"Pero eres hermosa... algunas personas piensan que no eres bella por causa de tus ojos. Pero si yo tuviera los ojitos más pequeñitos como los tuy- los de ustedes, continuaría bonita también," Las otras chicas no consiguieron dejar de reír por el comentario de la mayor.

"En serio, Rosie. Sé que es difícil, pero trata de ignorar ese tipo de cosas," Jennie acaricio la espalda de la chica con los pulgares durante el abrazo.

"Tus ojos son dos luceros, son como pequeñas esmeraldas," Lisa observo. "Dos lu-luceros que son para recordar siempre la belleza que... her... heredaste de las reinas de Asia." Sonrió con cierta timidez, dudando si debía o no juntarse al abrazo.

Rosé tenía miedo de que su sonrisa pudiera rasgar su rostro en aquel momento. Controlando las lágrimas, tiro de la chica de piel pálida contra su cuerpo y apretó hasta que un bajo chirrido escapara de su boca.

"F-fuerza, Rosie."

"Puedes soltar, ya está bien," Jennie dijo, dando algunas palmadas débiles en el hombro de su amiga al percibir que el rostro de Lisa ya estaba quemando en rojo.

"Toda tuya," Hablo, levantando los brazos en señal de rendición.

"Hablando de tuya, mándale un mensaje a Jisoo y pídele que venga aquí."

Special  [Jenlisa]Where stories live. Discover now