camelia de guerra

Capitulo VII

Un omega tiene que ser recatado, debe ser quien cuide de la casa, debe ser atento del alfa a su cargo o de los betas del alfa, los omegas deben destellar delicadeza, feminidad, sumisión, deben ser perfectas incubadoras sin pensamientos, ser una linda marioneta tras una vitrina de cristal, mientras que el dolor de los omegas se reflejan en sus lágrimas.

Su vida no había sido la más tranquila ni la más fácil, pues cuando una enfermedad se llevó a su madre se vio obligada a vivir en la calle con su hermano mayor, su querido hermano mayor, un beta que la defendía de quien se tratase, sin importar el hambre que pasara o el frio que calara en su pequeño cuerpo ella estaba segura con su hermano o lo hacía hasta que el beta decidió irse del distrito dejándola sola bajo la excusa de que iría en busca de una mejor vida para ella y para él. Pero con el paso del tiempo comenzaba a creer que su adorado hermano mayor jamás regresaría, que la abandono por ser omega, pero aquel sentimiento de soledad se alejó de ella cuando la conoció, a aquella niña que se disfrazaba de beta aquella chiquilla que era igual que ella, pero a la vez tan diferente pues ambas eran omegas, ambas sabían del dolor de la partida de su ser querido, ambas tenían una herida en el alma.

Pero era su fuerza, Dororo siempre fue el tipo de chica que no se dejaba pisotear por nadie, que peleaba por sus ideales siempre manteniendo esa parte ruda en su persona, que a pesar de todo mantenía una amplia sonrisa y fuertes palabras saliendo de sus labios, mientras que ella era diferente pues, era sumisa, hablaba con bondadosas palabras y una delicada sonrisa siempre adornaba su rostro. Así era Osushi, y mentiría si dijera que se sentía inferior a Dororo, ella sabía que para la pequeña omega ella era hermana mayor y una inspiración para lo que ser omega refería o así lo era. Después de perder a Jiheita, la pequeña Dororo se había convertido en alguien fría, rencorosa, y sin temor a equivocarse violenta, y un día simplemente dijo que se había enlistado en el ejército, aunque hubo gritos, llantos y hasta suplicas la chica solo tomo una pequeña mochila y se fue al día siguiente en el camión siendo despedida por Okaka y los chicos.

La primera semana sin ella el ambiente en la casa había sido muy tensa. Okaka había dejado de trabajar, Saru hacia lo posible por mantener la casa en orden y Sukeroku había velado de ella y la alfa, ya que ambas habían caído en una depresión. Después, un carta llego a la casa y en la hoja solo estaba un "estoy bien" escrito con la caligrafía de un niño pequeño, a la semana siguiente otra carta, un poco más extensa que la anterior, después siguió otra y así fue durante casi el primer mes después de su partida, pero cuando las cartas comenzaban a llegar cada vez más sucias de fango o incluso sangre, estas dejaron de llegar a la casa, poco después Saru y Sukeroku fueron igualmente reclutados.

-¡buen día señor Tsubasa!- dijo alegre la omega mientras saludaba al anciano en la habitación de la clínica donde había comenzado a trabajar.

El anciano respondió con una pequeña broma que hizo reír a la joven enfermera, después pasó a revisar al paciente que no dejaba de halagarla, cosa que le hacía aún más gracia a la omega cuando termino con su labor salió de la habitación y camino por el blanco pasillo, debido a las obvias razones la clínica donde trabajaba estaba casi vacía en su totalidad pues varios doctores y enfermeras habían ido a los distritos inferiores.

-crees que la guerra llegue a esta parte del país?- pregunto preocupada Rin una joven beta.

-no seas tonta estamos cerca de la capital obviamente que no- respondió abruptamente otra de las betas enfermeras, quien se levantó de la silla en la que estaba para ir a apagar el televisor donde el canal de noticias estaba sintonizado.

-¡No! ¡No lo pagues por favor!- dijo Osushi haciendo que la beta se alejara del televisor.

-no sé si debería preguntar ¿tu alfa está ahí?- preguntó Jukai, el medico a cargo de la clínica, pese a ser alfa era bastante amable, era la clase de persona con la que te sientes en confianza rápidamente.