Capítulo 8

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Herny volvia a casa mirando por la ventana del taxi, las calles de la cuidad que lo vio crecer. Era un día nublado, el cielo mostraba nubes de color gris mientras que el viento intentaba llevarse su tristeza lo más lejos posible, pero era en vano ya que su corazón se negaba a dejar ir el sentimiento de amor/tristeza, su Gato interior maullaba desolado por su gran pena.

El taxista miraba con lástima por el retrovisor al pobre Omega que olía a dolor, intento hacerle platica sacándolo de sus pensamientos, pero apenas el Omega respondía pocas palabras lo más amable posible. Las lágrimas bañaban el rostro del pobre.

En el momento que Herny observo su hogar, le dijo al taxista que lo dejara frente a la entrada, y así lo hizo, el señor aparcó su taxi para que el Omega bajara. Herny tomó sus dos maletas dejándolas en la banqueta, sacó su cartera para pagar la tarifa, pero el señor se negó diciendole que no pasaba nada, así estaba bien. Herny insistió, el señor se negó varias veces y le deseo lo mejor. Herny agradeció varias veces de forma educada para finalmente cerrar la puerta.

La puerta de su casa se abrió dejando escuchar los pasos de unos zapatos correr a su espalda, se dio la media vuelta encontrándose con su madre quién lo recibía con los brazos abiertos. La abrazo sintiendo el calor maternal, se dejó llevar por ella escuchando cómo el taxi se marchaba.

Su madre lo abrazo con más fuerza — Todo estará bien, hijo — susurro.

Herny sabía que no podia ocultarle nada a ella porque lo conocia mejor que nadie — ¡Perdón! Lo siento... — intento hablar entre hipidos — Debi haberte hecho caso, lo siento.

— Ya, ya, mi niño — la señora acariciaba la espalda de su hijo, sentía mucha pena por lo que le paso a su niño, púes desde hace cuadras de distancia podía oler la tristeza en su hijo y eso le preocupo de sobremanera, haciendo que su corazón se acelere temiendo lo peor, pero le tranquilizo verlo entero — No es culpa de nadie.

Ambos entraron a la casa para no armar una escena con mucho público, y no era por pena, si no porque algunas personas comenzaran a hacer comentarios desagradables y difundir chismes sin fundamentos contra su hijo. Como madre no quiere que nadie hable mal de su hijo.
El padre de Herny miraba a su hijo con tristeza, no sabia que decir, más que atino ha abrazar lo, sabia que su hijo tendría una vida muy dura y por el simple hecho de ser Omega. Cuando nació Herny, fue uno de sus mejores días de su vida, pero también fue consciente que al ser Omega podía ser reclamado por cualquier Alfa o en su defecto, forzarlo, llevándoselo lejos. Por eso tenía miedo, los policías siempre decían en esos casos que no procesaban ese tipo de actos ya que no era un delito, que los Alfas tienen el poder de reclamar a un Omega sin importar la opinión de éste. Por eso tener un hijo o hija Omega es una bendición y una maldición, aunque existen más factores, dónde los Omegas son monedas de intercambio para el beneficio de la familia de donde provienen. Y ahora su miedo se estaba volviendo realidad con sólo oler el ambienté, en cuanto vio a su hijo entrar en la casa supo por su mirada, la tristeza. Su destinado lo abandono o eso creía él, sus manos temblaron al pensar que posiblemente su hijo se sienta rechazado y se deja se morir.

Herny por su lado abrazo con fuerza a su padre, sentia que lo decepcionó, que mancho su apellido y se sentía alguien sin valor. Tenía miedo que su padre no quiera verlo o tenerlo en casa por haberse acostado con un Alfa y no recibir su marca.

— Yo. Lo siento, papá... — chilló Herny con dolor, las lágrimas acumuladas en sus ojos no lo dejaban ver la cara de su padre — no fue mi intención, perdón.

— Hijo... — el señor sintió su corazón romperse al ver a su cachorro tan desolado — No, no es tu culpa, así es la vida que te tocó tener, pero eso no significa que no puedas ser feliz. No necesitas a nadie en tu vida para ser feliz, sólo a ti mismo, yo no tengo nada que perdonarte, perdoname tú a mí por no poder protegerte.

Aprendamos a Maullar // HernygettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora