Ni una sola nube asomaba en el cielo nocturno y repleto de estrellas del Gran Bosque Verde. Pero había un poco de viento. La brisa hacía bailar las cortinas del cuarto de Morwenna, y las lámparas de ámbar que iluminaban en la penumbra de la habitación le daban un toque amarillento casi sepia a todo lo que allí se encontraba, tanto, que el cabello de la elfa parecía maíz cuando su tono era bastante amarillento de por sí, pero más claro.
Esta se giró curiosa, peine en mano, sobre el taburete de su cómoda y vio rodar una mata de cabellos negros apenas trenzados a los costados y un poco de tela púrpura. Con Elrond entrando por la ventana como una estrella fugaz que se precipita con fuerza hacia el suelo, la canasta que llevaba en las manos hizo tintinear las copas en ella.
La princesa, al reconocer la imagen del medio elfo al que amaba, se levantó despacio, y como pudo, lo ayudó a ponerse de pie. Su tobillo aun sanaba del accidente en la clase de arquería al caer de un árbol sorprendida por la visita inesperada de un mensajero que irrumpió en medio de la práctica, y aunque podía ya pisar con tranquilidad, le habían comandado no hacer esfuerzos.
—¡Por todos los alcecitos del bosque! —dijo tierna mientras él alzaba una mano pidiéndole que no hiciera fuerza y se lastimara—. Un día te desnucarás entrando en el cuarto. ¿Qué fue esta vez? —preguntó refiriéndose a la forma original que él tenía de escabullirse a la habitación de su amada, puesto que no podía ingresar por la puerta ya que por pedido del rey la misma era custodiada por guardias encargados de avisar si ella necesitaba a los sanadores, o cualquier otra cosa.
—Cierra. —comentó él entre dientes intentando pararse. Ella pestañeó intrigada—. Cierra la ventana. —volvió a decir trabajo, nervioso y susurrante.
Morwenna advirtió entonces que algo extraño ocurría y se apresuró a cerrar los postigones que conectaban con el exterior. Mientras lo hacía, oyó a su hermano toser y correr al exterior del balcón de su habitación adelantándose a su padre.
—QUÉ GRAN NOCHE, ¿VERDAD? ¿NO ES PERFECTA PARA CABALGAR A LUZ DE LA LUNA? NI UNA NUBE, QUÉ ESPECTÁCULO, CASI PUEDES VER EL MAÑANA CON LA CLARIDAD DEL CIELO. —gritó Thranduil rápido apoyándose sobre el borde de su balcón en la dirección que daba al cuarto de Morwenna. Con sus manos extendidas sobre el barandal, tapaba lo que ocurría al otro lado sosteniendo su capa como una manta extendida. Sabía que Elrond se escapaba de su cuarto para ver a la princesa a escondidas de Oropher, y que su estrategia incluía saltar de balcón en balcón hasta llegar a ella.
—Mis orejas son pequeñas, pero mi oído agudo, hijo. No necesito que grites. —regañó su padre resintiéndose del volumen en el vozarrón de Thranduil.
—ES QUE ES TAN BELLO, TE HACE QUERER GRITAR Y CANTAR DE LA EMOCIÓN. OOOOOH ERUUUUU QUÉ MUNDO HAS CREAAAADOOOO. —cantó desafinado girando levemente para comprobar que Elrond ya hubiera ingresado en el cuarto de su hermana.
—¡Thranduil! —reprendió su padre—. Despertarás hasta a los muertos en Mandos.
Morwenna rió y acto seguido cerró las cortinas volviéndose hacia Elrond.
—No sé qué hacía tu padre en el cuarto de Thranduil, pero tuve que saltar por mi vida y lanzarme de cabeza cuando los sentí caminar hacia el balcón. —informó este estirándose la ropa y acomodando su cabello.
—Oh. Estará atosigándolo para saber cuándo tendrán un hijo. —declaró molesta—. Pobre Liswen. —agregó escueta y prestó atención a la canasta de Elrond—. ¿Y eso? —indagó curiosa y sonriente.
—Ah... es... —Quiso explicar el medio elfo y al bajar la vista hacia la canasta mostró su sonrisa agridulce. Una que endulzó pero preocupó a Morwenna a partes iguales—. Casi lo olvido, pero hoy estuve estudiando el libro de mi hermano con la princesa Liswen y... hay un pasaje, donde se habla de sus antepasados. Un día como hoy mis padres contrajeron nupcias. —anunció nostálgico—. Todos los años, desde que llegué a Lindon y pude comenzar a celebrar esos detalles, tomo una copa en su honor frente a la ventana, imaginando cómo pudo ser ese momento.
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La deuda a la dama de las olas | SILMARILLION ONE - SHOT
FanficEn una de sus visitas al reino de Oropher, Elrond recuerda que es el aniversario de casamiento de sus padres y proponiéndose brindar en su honor, confiesa a Morwenna (OC, "Hasta el fin de los días, Morwenna") que desconoce los detalles de la crónica...