¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Señor alcalde. —habló por fin el de capucha negra rompiendo la tensión en el ambiente—. Auron y yo tenemos que hablar, si nos disculpa irem-
—Yeeepa, ¿No le haz contado nada a mi mano derecha? —sonrió el pelinaranjo con la intención de provocar al contrario.
Sin embargo, Auron estaba completamente confundido; como esa sensación de sin saber qué hacer o qué decir enfrente de una situación tan incómoda para no arruinar nada.
El mayor en cambio, sabía cual era la intención de Lolito al estar ahí y no le iba a impedir sus planes.
—Parece que no le haz contado en absoluto, jajaja. —rió el de pelo largo y pequeñas pecas en su rostro—. Sí quieres yo voy a-
Luzu se ubicó posesivamente frente al menor.
—A Auron le cuento yo esto. —replicó el de ojos café mirando al alcalde como si lo quisiera atacar.
Pero tenía que controlarse, su niño estaba al frente de él y no se lo perdonaría.
Lolito tenía intenciones de irse pero antes de decir algo, Luzu ya había tomado al anaranjado fuertemente de la mano entrando a la casa inexpugnable y cerró la puerta de un golpe.
—L-Luzu.. —balbuceó el menor sin entender nada de lo ocurrido—. ¿Qué está pasando entre ustedes dos?
—Auron. —murmuró el de tez blanca con sus ojos un poco apagados—. Hay algo que debes saber y no quería que te enteraras de otras bocas.. que aquí te inventan cualquier cosa.
El menor hizo una seña al contrario para que subieran al piso de arriba donde hacía sus consultas. Quizá no era el sitio apropiado para charlar, pero era el más silencioso y calmado.
Se sentaron los dos en un asiento distinto, uno al frente del otro. Era casi imposible mirarse cara a cara para ambos. Realmente parecía que Auron le iba a dar una charla de psicólogo.
Ésta vez estaban solos y sin nadie que los molestara en ese solitario salón.
—Luzu, te he echado de menos. —comentó el menor con tanta nostalgia y pena que se sentía en el tono de su voz—. Por eso, quiero que me cuentes qué te sucede.
El castaño bajó la mirada, se estaba odiando por dentro al recordar todo lo que ha hecho. ¿Por qué siempre iba hacer cosas de las cuales se arrepentiría después?
—Necesito una consulta ahora mismo.. Auron. —espetó buscando entre su mochila y sus cosas algún diamante para entregarle—. Umh.. no he traído nada para pagarte.
—No hay problema, para ti es gratis, mi niño. —respondió para luego vestir su bata blanca y coger algún libro con bolígrafo para tomar nota.
Luzu lo apreciaba con unos ojos tan brillantes que nunca jamás vio a alguna persona que no sea Auron. Amaba que lo llamara como "su niño" que lo hacía sentir refugiado.
