EL REGRESO DE ZOE.

11. La tragedia

EL REGRESO DE ZOE

Capítulo 11.

—Zoe Johnson—

Abro los ojos y miro para todos lados, me levanto y me pongo mi ropa interior con un poco de cuidado porque Alex me ha dejado adolorida. Salgo de la habitación en busca de Alex y lo encuentro en la cocina, lo miro sin disimular un poco que me encanta lo sexy que se ve cuando está en boxer. Se percata de mi llegada y me sonríe, me extiende la mano para que me acerque y me da un pequeño beso.

—Pensé que no despertarías, dormilona — me mira y muerde su labio —. Ponte ropa, mi hermano y Lisbeth están por venir.

—Oye que bueno, no los he visto en mucho tiempo — sonrío emocionada —. Tú también Ponte algo de ropa.

—No creo que para hacer lo que te quiero hacer necesite mucha ropa — me hace un baile de cejas —. ¿Lo hacemos?

—No, lo que hicimos me tiene adolorida, siento mis partes sensible.

—Te entiendo amor, seguramente estas muy irritada, buscaré algo que te ayudará.

Me toma de la mano y me lleva hasta la sala donde me sienta en el sofá y me pide que lo espere, se tarda unos minutos en regresar hasta que viene con varias cremas en sus manos y las deja en la mesa. Me indica que me quite las bragas y me niego.

—Alex dije que no quería hacer nada, me duele todo, fuiste un poco rudo esta vez, me gustó mucho lo que hicimos pero ahora no quiero.

—No voy hacerte nada Zoe, las cremas son para aplicártelas en las partes irritadas, ahora quítate las bragas.

—Confío en ti — me levanto un poco y me las quito, me vuelvo a sentar y Alex separa mis piernas con cuidado. Lo miro concentrado en lo que hace y no siento pena que me este revisando mi parte más íntima. Toma una crema color rosa y se la aplica en los dedos, me pide que me relaje así que me acomodo para hacerlo. Doy un brinquito cuando siento sus dedos separar mis labios íntimos, con sus dedos va aplicándome la crema, muerdo mi labio para no gemir porque este masaje es de lo más excitante que me han hecho. Mueve sus dedos un poco haciendo quejar —: ¡Ay!

—¿Te duele esto? — introduce unos de sus dedos y gimo pero veo que Alex esta bañado en sudor y que su boxer quiere romperse —. Estás muy irritada amor.

—S...si — respondo casi en un gemido y no sé en que momento mi garganta quedó tan seca.

Sé que solo es un masaje pero sin evitarlo me excitó, estoy por llegar al orgasmo y Alex saca sus dedos. Lo miro perdida y me sonríe con cinismo.

—No me mires así, tú misma dijiste que no querías hacer nada —se ríe —. Ya te puedes vestir.

—Alex eres un degenerado —me levanto —. Cuando tú quieras estar conmigo te joderas.

—¡Amor no te ponga así! —escucho su risa cuando estoy en su habitación.

Entro al baño y me doy una ducha de varios minutos, Alex me ha dejado con ganas pero ya vera que me las pagará. Tomo una toalla y me seco, busco un secador para poder secar mi ropa interior que he lavado. Me seco el cabello y me hago dos trenzas, busco en el closet de Alex y me pongo una de sus camisas que todavía tiene su olor. Escucho voces en la sala y salgo corriendo, me le tiro encima a Lisbeth y a Joseph, los dos me corresponden el abrazo pero parecen sorprendidos por encontrarme aqui.

—Esto sí es una sorpresa, se supone que ustedes se odiaban y no se querían ni ver —Joseph sonríe—. Pero debo decir que me alegra verlo contigo y no con Clarine que se volvió una amargada o que más bien demostró lo que es.