Mi jefe y mi amante tienen por nombre Sesshoumaru

3. Una agradable vista

Ahora ya no es la mente solamente, son esos comentarios tan hermosos tanto en la página de Facebook como aquí que me incitan a continuar.

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Disclaimer: Inuyasha le pertenece a la gran Rumiko Takahashi, yo solo los tomo en estos momentos de aburrimientos (y en los días de inspiración) para poder saciar mis perversiones... digo... poder entretener, aunque sea a poquitas, pero de todo corazón.

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Capítulo 2
Una agradable vista

—No se preocupe señor Myoga, todo estará listo para el lunes, coordinaré con Sango para que esta nueva orden sea despachada a primera hora.

—Es una fortuna que podamos contar contigo en ese proyecto Kagome —asegura dándome la mano, estamos afuera del restaurante—. Tienes que cuidarla mucho Sesshoumaru, esta chica es un activo muy importante para ti y tu empresa.

—Créame señor Myoga, eso estoy intentando hacer —asegura, pero sé que lo ha dicho en doble sentido y no puedo evitar imaginar dándole un pisotón, pero solo me quedo viendo a los 3 hombres con mi mejor sonrisa.

—Y una vez más Kagome, lamentamos mucho tu pérdida y sobre todo que estés aquí con nosotros haciendo negocios.

—No se preocupe Suikotsu, no estaría haciendo mucho en casa y sé que mi Noni está tranquila sabiendo que continúo con mi vida sin estar triste y desolada en un rincón.

Ambos sonríen y Sesshoumaru y yo nos despedimos con una reverencia al momento en que el auto de ellos lo trae el valet parking y le entregan las llaves del mismo a Suikotsu, la mano derecha de Myoga, quien no es más que su hijo quien está empezando a hacerse cargo de la empresa de la familia.

Es un hombre bastante agradable y gentil, de cabello corto café oscuro y ojos del mismo color, agudo y afilado para los negocios, y justo como Sesshoumaru también tiene 31 años.

—Te llevaré a tu casa Kagome.

—No te preocupes, llamaré un taxi o a un Uber —cuando lo digo un relámpago ilumina el cielo.

—Está a punto de llover.

—Y estaré tan bien protegida en un taxi o en un Uber como en tu coche.

—Pero no estaré tranquilo sabiendo que son las 11 de la noche, especialmente cuando tu abuela ya no está en casa.

—Lo mismo sería si estuviera, tampoco es que Noni saliera a esa hora a buscarme por toda la ciudad y no es la primera vez que llego a casa sola.

—Kagome... —empieza a molestarse.

—Sesshoumaru... —digo con el mismo tono.

—Eres imposible.

—Igual que tú.

Cuando nos quedamos en silencio y el valet parking le entrega las llaves de su coche que está frente a nosotros, un Audi A5 en gris color del año en ese momento empieza a llover fuertemente.