Mi jefe y mi amante tienen por nombre Sesshoumaru

11. Nada es lo que parece

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Disclaimer: Inuyasha le pertenece a la gran Rumiko Takahashi, yo solo los tomo en estos momentos de aburrimientos (y en los días de inspiración) para poder saciar mis perversiones... digo... poder entretener, aunque sea a poquitas, pero de todo corazón.

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Capítulo 11
Nada es lo que parece

Sesshoumaru POV

Nada es lo que parece y es lo que me gustaría decirle a Kagome desde el primer día, pero la mentira fue creciendo de tal manera que el compromiso de Kagura se dio a conocer y tuvimos que seguir el juego.

—Eres un perfecto idiota, Sesshoumaru, la verdad nunca creí que fueras así.

Me reclamó una vez Kagura.

—No sé cuál es tu miedo a que ella sepa la verdad, además no sé cuál es el problema de que seas soltero.

—Que ella no quiere nada serio.

—Entonces ¿es mejor mentir diciendo que tienes novia para que ella sea tu amante?

—Si lo dices así, no tiene lógica.

—Pues no es que lo diga así, es que así es.

—Todos en la oficina creían que tú y yo teníamos algo, todo por tu culpa.

Estábamos en mi apartamento, sentados en los sillones del salón tomando unos martinis, ella se acercó sentándose muy pegada a mí abrazándome y tal parecía que se me estaba insinuando.

—¿Por qué? ¿Por qué somos cariñosos?

—Todavía no sé cómo Naraku permite que hagas esto.

—Porque Naraku confía plenamente en mí, y sabe que no lo engañaría, mucho menos contigo.

—Eso duele.

—Sabes a lo que me refiero, eres uno de sus buenos amigos igual que mío también, uno no anda con los amigos ni mucho menos le bajas la novia a tu mejor amigo, no después de todo lo que nos conocemos.

—Se dan casos, además tú y yo, durante un tiempo...

—Fue cosa de locura, además no estaba saliendo con Naraku —se levantó desesperada porque no quería entender su punto.

—Cuando sucedió lo de Kagome, todos, incluyéndola creían que estábamos saliendo y la verdad tener que desmentirlo a cada rato me fastidiaba, así que lo dejé.

—¿Por qué no se lo negaste a ella? —preguntó lo obvio.

—Porque quería hacerlo de una manera romántica.

—Dicho y hecho: idiota, ¿por qué ustedes los hombres pueden ser muy inteligentes en muchas cosas, pero para las cosas del amor y tratar a las mujeres son unos verdaderos idiotas?

—Porque la idea era que se sintiera especial, mucho más especial que cualquiera otra mujer, además el hecho de sentirse elegida por sobre otra creí que eso la animaría a seguir con una relación conmigo, una de la que no debería de tener miedo.

—Si estás allí para enseñarle a no tener miedo, estás mal; esa ayuda la tiene que conseguir ella misma y sobre todo desearla.

Dejé la conservación allí, no quería seguir discutiendo sobre eso, sabía de antemano que lo estaba haciendo todo mal, pero Kagome se entregaba a mí con tanta pasión que eso me nublaba la mente, ambos podíamos ser tan sinceros como abiertos y en cuanto le mencionaba que podía terminar con Kagura y empezar una relación con ella, casi que salía huyendo como paloma.