4. No quiero ni deseo nada

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Este fic no sé porqué pero me tiene dándome vueltas la cabeza, casi siempre que hago uno sé cómo va a terminar, pero con este no tengo ni idea! n_n así que todo va saliendo cada noche y después de haber leído todos sus hermosos comentarios.

Lo siento no haber venido antes, pero tuve una migraña que me duró casi 1 día entero, desde la tarde del sábado hasta la tarde del domingo, creo que el estrés del encierro empieza a hacer de las suyas, por eso he decidido compensarlas subiendo dos capítulos de un solo, cuando hay inspiración hay que aprovechar, ¿no lo creen?

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Disclaimer: Inuyasha le pertenece a la gran Rumiko Takahashi, yo solo los tomo en estos momentos de aburrimientos (y en los días de inspiración) para poder saciar mis perversiones... digo... poder entretener, aunque sea a poquitas, pero de todo corazón.

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Capítulo 4
No quiero, ni deseo nada

—¡Entonces ¿podremos hacerla en tu casa?! —pregunta una emocionada Sango cuando terminamos la reunión en la sala de junta y todos empezamos a recoger nuestras cosas.

—Nunca creí que se emocionarían tanto por mi partida.

—Oh, lo siento Shiori —se acerca la pelinegra abrazándola—, es solo que nunca hemos tenido una fiesta, lamento mucho que tengas que irte, pero también me alegra que podamos compartir aunque sea una vez así, como amigos y no solamente como compañeros de trabajo que nos vemos todos los días, también es bueno compartir.

—En eso estoy de acuerdo —asegura Miroku que empieza hacer un chat grupal para la fiesta y de inmediato nos empiezan a sonar los celulares con las cosas que cada uno debe de aportar.

—¿A mí no me has dejado nada? —pregunto al ver que todos tienen algo menos yo.

—Estás prestando la casa, eso será más que suficiente, especialmente porque estoy seguro de que ninguno te ayudaremos a arreglar.

—Habla por ti, desagradecido —interrumpe Rin—, jamás me iría de la casa de Kagome dejándola patas arriba.

—Entonces aceptas que esta noche la casa de Kagome pudiera quedar «patas arriba» —pregunta entre sonrisas Sango, a lo cual la dulce Rin que no le hace daño ni a una mosca se vuelve un completo tomate.

—¿Podrían dejar de insinuar que la fiesta de esta noche será un bacanal? —indica Sesshoumaru que nos deja a todas sin decir una palabra, sin embargo, Miroku, que es más cercano a él se le acerca echándole el brazo.

—Dudo mucho que podamos llegar a eso, pero si insinúas que podríamos desinhibirnos —dice mirando a Sango y nadie lo nota excepto yo que sé que ha estado pasando entre ellos dos—, eso sí podría pasar.

—S-Sí... —le sigue la corriente ella un poco incómoda—, ¿siempre podremos llevar a amigos extras, no es así?

—¡Claro! —asegura emocionada Shiori—. Me gustaría saber qué hay detrás de las paredes de la oficina y aunque ya no estaré aquí, será lo mismo en otro lado.

—Además, ya es hora de que todos sociabilicemos con tu novio, ¿no Kagome? —dice una Rin muy emocionada.

—No es...

—«No es mi novio» —repiten todos excepto por Sesshoumaru y Rin.

—Bueno, tal vez hoy es el día en que él pueda convertirse en su novio, tal vez se de cuenta de que si no se apresura alguien más podría llevarse a esta pieza de arte —al terminarlo de decir me agarra las mejillas.

Mi jefe y mi amante tienen por nombre SesshoumaruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora