Dimitri
– El hangar está dispuesto... sé que no deseas darle más protagonismo al asunto – Tomé la percha con mi uniforme y salí del auto – Todo está bajo estricto orden de control. Estoy al tanto de quién entra, sale y a qué horas – Atravesé la calle y abrí la verja – Spiridon se encuentra ahí en este momento... ... Sí, ya sé que no confías en nadie más – Suspiré deteniéndome a mitad del camino de piedra – No te preocupes me haré cargo... hasta más tarde.
Guardé el móvil y elevé la vista hacia la casa. Hoy desperté con un sentimiento bastante extraño, tanto que no sabía cómo describirlo o qué hacer con él y que me trajo hasta aquí. Nunca había sentido la necesidad de venir antes de partir hacia algún lugar.
Será que necesito descansar más, negué con la cabeza y retomé mi andar. Apenas llegué al pórtico cuando la puerta se abrió estrepitosamente.
– ¡Tío Dimka!, ¡tío Dimka! – Paul y Zoya se arrojaron a mis piernas.
– ¡Niños, no corran!
Mi madre salió detrás, acercándose para quitarme el uniforme de las manos cuando me vio poniéndome en cuclillas frente a ellos. Le di una mirada cómplice antes de fijarla en mis sobrinos, cambiándola por una muy seria que los hizo retroceder y observarme expectantes.
– ¡Vengan aquí! – En cuanto abrí los brazos ambos se colgaron a mi cuello, envolviéndome en un fuerte y cálido abrazo.
– ¿Tío Dimka, esta vez me llevarás contigo verdad? – Comenzó Paul.
– ¡Yo tamién quielo ir! – Zoya hizo un puchero.
Me levanté aún con ellos en brazos y continué hacia la entrada – ¿También tú?
La pequeña asintió con gran entusiasmo mientras señalaba al cielo – Quielo ver nubes de godón.
– ¡Las nubes no son de algodón! – Respondió su hermano.
– ¡Sí lo son! Dile, tío Dimka.
Miré nuevamente a mi madre que observaba divertida – Bueno, la verdad es que... ... ¿Quién quiere pan negro?
– ¡Yoo! – Corearon.
Los puse de nuevo en el piso – Pues vayan a la cocina, antes tengo que ir con el abuelo – Obedientes se echaron a correr. Me giré y saludé a mi madre con un beso en la frente.
– Está en su despacho – Dijo – Llevaré el uniforme a tu antigua habitación, allí podrás arreglarte tranquilamente – Comencé a dirigirme al pasillo – Y Dimka... – Me volví hacia ella – También quiero hablar contigo antes de que te vayas.
Asentí – Guárdame un trozo de pan.
*
Llamé a la puerta y esperé.
– Adelante...
– ¿Puedo pasar, General ?
Me quedé en el marco, observando al hombre que me engendró, estaba detrás de su escritorio leyendo algunos papeles mientras bebía de su café.
– Dimitri, ¿cuándo dejarás de llamarme por mi rango? – Me señaló el sofá frente a él invitándome a pasar – Estamos en casa, dime papá o Randall si lo prefieres.
Tomé asiento – Fueron muchos años de esfuerzo por merecer ese título – Y de ausencias, pensé – Como para que no desees que se te reconozca siempre.
ESTÁS LEYENDO
Más allá de la Montaña
FanficSinopsis: Ninguno de los dos ha tenido una vida fácil, tal vez es por eso que el destino decidió unirlos ...