Rose
Llevo toda la vida esperando este momento, prácticamente desde que era una niña.
Ansiaba salir, explorar y enfrentar al mundo libremente, comprobar por mí misma su grandeza y revelar los enigmas que tan recelosamente oculta.
Emprender aventuras que me hicieran vibrar de emoción, que me llevaran a conocer, buscar, descubrir.
Quería demostrar mi valía y tenacidad.
Pero más allá de todo, deseaba que mi padre y mi madre, donde quiera que ella se encuentre, se sintieran orgullosos de mí.
Para ellos quería ser extraordinaria...
Suspiré dejando el bolígrafo entre las gastadas páginas del western.
– Pero mi propia aventura resultó ser muy distinta a lo que esperaba – Murmuré para evitar despertar a Dimitri que aún descansaba a mi lado – Al menos no estoy sola – Reí viéndolo dormir profundamente. Era tan alto que sus pies sobresalían de la cama y pese a ello estaba segura que nunca descansó mejor. Parecía más joven y despreocupado, también vulnerable – ¿Qué más tendremos que enfrentar, camarada? Sobrevivimos al impacto del avión, descendimos de una de las montañas más peligrosas del mundo, nos enfrentamos a furiosos lobos y salimos ilesos de una colosal avalancha... nadie va a creernos.
– ¿Tengo que preocuparme porque ahora estés hablando sola? – Su voz enronquecida me hizo dar un pequeño salto en mi lugar, juraba que él dormía pues tenía los ojos cerrados y la respiración acompasada.
– ¡No! – Negué fervientemente – Yo solo... – ¿¡Y si hubiera dicho alguna barbaridad!? – Ordenaba mis ideas para escribirlas – Me mordí el labio sintiendo mis mejillas arder.
Lentamente abrió los ojos para observarme desde su posición, deteniéndose más de la cuenta en mi cara que debía ser un tomate ¡Trágame tierra y escúpeme en cualquier playa!
– Solo bromeaba, Roza – Sonrió claramente divertido al mismo tiempo que apartaba las cobijas para salir de la cama. Ya de pie, estiró los brazos desperezándose y de un solo movimiento de cabeza hizo chasquear su cuello. Yo, no podía si quiera parpadear ¡Carajo! ¿Por qué tiene que ser tan condenadamente guapo? Confiado giró hacia mí levantándose la sudadera para revisar su vendaje... ¡Dios salve a la madre Rusia! Tragué. Desde que atendí su herida me quedó claro que se ejercitaba, pero en ese momento no me detuve a admirar sus abdominales que francamente son un pecado a la vista – ¿Cómo vas con tus notas?
Rápidamente aparté la mirada sintiéndome más abochornada que antes – B... bien – Balbuceé completamente intimidada por su presencia ¡Despabila Rosemarie, o pensará que eres retrasada! Me aclaré la garganta, incorporándome para dejar el libro sobre el baúl – He avanzado mucho en la última hora.
Arqueó la ceja acomodando de nuevo su sudadera – ¿Llevas mucho tiempo despierta? – Caminó hacia la baranda en donde habíamos dejado tendida nuestra ropa.
– Un rato. Todavía no salía el sol cuando me levanté – Vacilante me acerqué en busca de mi abrigo ¿Por qué de repente me sentía así? – Te ves mejor que ayer – Intenté una plática casual mientras nos abrigábamos.
– Me siento mejor que ayer – Respondió optimista. Estábamos muy cerca debido al espacio reducido, pero coordinábamos tan bien nuestros movimientos que no hacía falta hablar. Cuando menos lo esperé cruzamos las miradas; sonreí al darme cuenta de que no era el mismo Dimitri que conocí días atrás – Y bien... – Retrocedió refregándose la nuca – ¿Qué haremos hoy?
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Más allá de la Montaña
Fiksi PenggemarSinopsis: Ninguno de los dos ha tenido una vida fácil, tal vez es por eso que el destino decidió unirlos ...