Capítulo 11

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Let podía oler el perfume de Joana, era de vainilla. Para ella no era exactamente un olor que definiera a Joana, la vainilla era demasiado simple y común. Joana simplemente estaba de pie a su lado, con la misma cara de enfado, que tenía siempre.

Frente a ellas el profesor Tomblot miraba su trabajo con cierto desagrado, era como si le hubiera gustado más que no se lo entregaran.

_Su trabajo, como siempre, impecable_ dijo Tomblot mirando fijamente a Joana.

Let trato de que el rostro permaneciera sin ninguna alteración. Pero es tan expresiva como rojo es su cabello.

_ ¿Le desagrada algo, Señorita Gabriel?_ pregunto Tomblot al ver que su rostro se desdibujaba con una mueca extraña, como si hubiera olido algo desagradable.

Let estuvo a punto de hacer lo que estaba acostumbrada, agachar la cabeza y sentir el sonrojo subirle por el cuello, pero ese día Joana parecía que no la veía, y eso la enojaba lo suficiente para hablar.

_Solo su descaro profesor Tomblot.

Las palabras de Let tomaron por sorpresa a los dos. Tomblot abrió tanto los ojos que por un momento parecían que se les iba a salir, en cambio, Joana lucia tan ausente que Let creyó que no la había escuchado, aunque en realidad Joana trataba de no doblarse de la risa.

_Usted está socavando mi autoridad_ vocifero el profesor Tomblot apretando tanto los dientes, que Let por un momento espero que se les rompieran.

Sus arrugas se marcaron profundamente y Let comenzó a sentir miedo de que le reprobara solo por haber dicho cinco palabras.

_Usted está menospreciando mi trabajo_ se defendió Let.

_Si usted me hubiera entregado un trabajo medianamente decente antes de ponerla con la Señorita Valera, no estuviera poniendo en duda su trabajo. Ahora pueden retirarse.

Joana ya había comenzado a caminar hacia la salida antes de que el profesor terminara de hablar. Let no quiso tentar más a su suerte con su profesor de literatura y decidió apresurarse para alcanzarla.

Habían sido el último grupo que Tomblot evaluó. Para ese momento ya todos estaban en la cafetería o en los jardines de la escuela. Los pasillos estaban tan solos, que el sonido de las pisadas apresuradas de Let era estridente.

Joana la escuchaba y sabía que la chica quería alcanzarla, había intentado llamar su atención desde que entro en la mañana al salón de clases. La última vez que habían hablado ella tenía la cara llena de moretones y el cuerpo ardiéndole de dolor, pero ahora los moretones eran sombras y sentía que podía derrumbar un camión.

_ ¡Joana!_ vocifero Let tomándola del brazo.

Joana se detuvo y miro su mano sujetándola. Era la segunda vez que Let la tocaba, y comenzaba a inquietarle que eso no le molestara tanto.

_ ¡¿Qué?!_ vocifero Joana y la miro bien por primera vez en el día.

Tenía pantalones oscuros y camisa negra, el único toque de color eran sus zapatillas moradas y su cabello rojo. Incluso vestida de colores oscuros Let lucía abrumadoramente colorida. Joana había pensado que jamás podría mirar a Let sin sentirse abrumada, pero al descubrir que el ligero maquillaje dejaba ver sus pecas, concluyo que el color en ella no era tan desagradable como en el resto del mundo.

_Te quería preguntar cómo has estado.

Let podía ver la sombra de los golpes, aunque su labio había sanado casi por completo.

_El juego de las preguntas término.

_ ¿Eso qué quiere decir?_ pregunto Let.

Ella vio la ceja de Joana subir y eso llevo el malhumor de su rostro a otro nivel. Joana se encogió de hombros y trato de seguir su camino pero Let lanzo la pregunta rápido.

Rojo Oscuro (Trilogía Fantasma libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora