Capítulo 30

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Joana no se movía con la dignidad de siempre y eso era evidente, incluso para la abogada Gabriel.

_Mi último testimonio ¿Esta lista abogada?_ vocifero Joana. Le costaba caminar derecha pero seguía teniendo la misma dureza y confianza en su voz.

_ ¿Qué te paso en la cara?_ pregunto la abogada Gabriel.

La madre de Let, al igual que todos los que miraban a Joana, concordaba en que era una chica muy hermosa, y lo seguía siendo, incluso con las sombras bajo sus ojos y los moretones sobre sus pómulos.

_El periodo de adaptación en la cárcel_ respondió Joana con la misma atención con la que pudo haber dicho el clima.

Ellas caminaban a la par, el pasillo era angosto y frío, cada paso era vigilado por una cámara pero a Joana le gustaba caminar por allí, porque sabía que la libertad estaba al otro lado de la pared. A esa distancia dejaba de escuchar el ruido de los patios, los gritos de las reas y de los oficiales, en ese momento solo era ella y su abogada. Extrañaría eso después de aquel día.

_Puedo hacer que te cambien a un lugar menos violento_ propuso la abogada Gabriel.

_Todas las cárceles son violentas, entonces tendría que adaptarme de nuevo.

_ ¿Podrías iluminarme en qué consiste tu modo de adaptación?_ inquirió a pesar de que ella sabía cómo eran las cárceles. Las chicas lindas y jóvenes como Joana eran el blanco principal de todos, pero Joana no solo era un rostro hermoso, su mente era tan prodigiosa que podía llevarla a cualquier lugar.

_Básicamente en lo que ha consistido toda mi vida. Ser más lista que el más grande y malote, en este caso malota. Se enteraron quien soy y quieren medirse conmigo ¿Sabes cómo me llaman? Da Vinci.

_ ¿No te parece un apodo muy pomposo?_ inquirió la abogada Gabriel y la miro con mucha más atención.

Había notado cambios en ella, tan sutiles, pero visto en retrospectiva destacaban. De alguna forma la chica rígida, con la mirada más fría de todas había suavizado sus facciones hasta parecer mucho más tranquila.

_No me gustan los apodos_ respondió Joana.

_ ¿Cómo es que estas tan tranquila?_ después de aquel día no vería a Joana tan seguido y no quería quedarse con esa inquietud.

_ ¿Por qué no habría de estarlo?_ Joana no había esperado una pregunta tan personal de ella.

Desde que había sanado y la habían trasladado a la correccional la madre de Let se había limitado a tratarla como si fuese cualquier otro caso.

_Estas en la cárcel_ respondió la abogada Gabriel sintiendo que había dado la respuesta más tonta de su vida.

_Técnicamente es correccional de menores.

_Técnicamente tienes uniforme naranja, esposas hasta en los tobillos, lo mismo que una cárcel. Y Let te manda esto, dice que de seguro no te va a gustar.

Joana tomo el pequeño oso de plástico rojo, de seguro no tenía muchas opciones para regalar, considerando que no dejaban entrar muchas cosas.

_Tiene razón, no me gusta_ vocifero Joana pero se aferró al oso con tanta fuerza que la madre de Let estuvo segura de que no podría arrancárselo de las manos _Es por mi cumpleaños ¿cierto?

La madre de Let asintió. Ese día Joana cumplía 18 años, ella se las había ingeniado para mantenerla en una correccional de menor y tratar de limitarle las visitas a Let, pero de una forma u otra su hija se las ingeniaba para ver a Joana.

_No quiero que venga aquí, este lugar la va a oscurecer, incluso la vi usando marrón la semana pasada ese color le queda horrible_ vocifero Joana.

Rojo Oscuro (Trilogía Fantasma libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora