Capítulo 19

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Joana solía sentarse en los primeros puestos de la clase. Estar adelante le permitía ver mejor la puerta y el pasillo. Siempre observaba, para estar atenta a cualquiera que pudiera irrumpir en el salón y ser un problema para ella; pero en ese momento vigilaba para asegurarse que Let no venía a la clase.

Sentía la silla vacía de Let como una sentencia.

Joana no rogaba, y no le iba a rogar. Hasta sintió alivio de que Let decidiera alejarse de ella, era lo mejor, lo más sano. Joana comenzó a respirar con más tranquilidad mientras la última clase del día se acababa y Let no había dado señales de vida en todo el día.

Por primera vez Joana sintió que Let había sido madura y había tomado la mejor decisión para ella.

Estaba de camino al estacionamiento. Las clases habían terminado y sentía que había sido un día tranquilo, un buen día, hasta que escucho su nombre salir de los altavoces de la escuela. Estaban llamándola a la oficina del director.

Ella gruño por lo bajo, con él jamás podía tener un momento de descanso.

Volvió al interior de la escuela, paso por los salones vacíos y fue directamente hacía la oficina. Noto algunos oficiales revisando perezosamente la escuela. Joana no entendía porque seguían allí, todos sus informantes le había dicho que la policía había salido de sus escuelas hace días, pero ellos no, incluso parecía que estaban allí como esperando algo.

Al llegar a la oficina no se tomó la molestia de tocar la puerta. Sabía que si él se atrevía a llamarla era porque todo estaba seguro, pero se paralizo en la puerta cuando sus ojos conectaron con el brillo rojo del cabello de Scarlet.

Había rastros de cinta industrial en la silla, y el rollo descansaba en el escritorio delante de ella. Joana cerró con calma la puerta, necesitaba mantener su respiración calmada; necesitaba seguir calmada.

Calma, pensó Joana.

Let levanto el rostro y Joana vio rastros de lágrimas.

Joana se sentó en la silla a su lado y planto con fuerza los pies en el suelo de madera. En el exterior se mantuvo tan clamada como siempre, pero los dedos de sus pies se retorcían dentro de sus zapatos, y eso era lo único que exteriorizaba el enojo interno de Joana.

Sus ojos negros fueron de Let a Fantasma.

Él sonreía, sonreía como si estuviera viendo la imagen más feliz del mundo. Era la clase de sonrisa que les dedicaba siempre a los padres en las reuniones, cuando tenía puesto el disfraz de director.

_Joana, que bueno que se unió tan pronto, le decía a su amiga Scarlet que nada pasa en mi ciudad sin que me entere ¿Usted está de acuerdo?

Joana asintió. En su mente repasaba quien había estado en jornada de vigilancia cuando Let fue a su casa, no le costó mucho intuir quién le había avisado. Aunque Joana se había asegurado de introducir gente más leal a ella que a Fantasma, él aún tenía a muchos que lo veneraba y lo respetaban más que a ella.

_Hablaba con Scarlet para llegar a un conceso y llegamos a una conclusión magnifica. Explícale tú Scarlet_ ordeno Fantasma.

_ ¡Ah!_ a Let le costaba hablar, el adhesivo en sus cachetes la hacían sentir mareada _Fa... Fantasma y yo_ comenzó Let mirando el suelo, no se atrevía a mirar al director ni a Joana _dijimos, que seré mula, es bueno para mí_ alcanzo a balbucear Let.

Joana se tomó su tiempo para que sus palabras se asentaran en su mente. Fantasma no necesitaba otra mula, Joana sabía que él lo hacía solo para averiguar qué tanto significaba Let para ella. En el momento en que Joana mostrara algún desacuerdo o molestia Let estaría condenada.

Rojo Oscuro (Trilogía Fantasma libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora