EL ÚLTIMO BARCO

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EL ÚLTIMO BARCO

(Poema en tres cantos)

I

Campoamor va rondando por la esquina,

Pero yo no le escucho,que en el seso

Se me quedó la triste sonatina

De su viaje a París en tren expreso.

Esta historia,más pobre y más sencilla

Tiene el marco de una lejana villa

Perdida en tiempo,en otros mundos

Do el ultramar separa.Maravilla

Que aún pueda escribir,pues ya mi pluma

Sólo dolor y soledad rezuma.

Había una vez,en esta cierta villa

Una joven de ojos soñolientos,

Azules,tal vez grises,que la bruma

No les dejaba soñar más que desiertos.

Era joven tan simple,tan humilde

Que del nombre no puedo yo acordarme:

Por no ser descortés,por no encarnarme

En el olvido ,la llamaré María.

Era rubia,delgada,muy pequeña

Como esas flores que en mayo se reclinan

En los troncos que pueden sostenerlas:

Siempre en negro y azul iba María.

Vivía en un cuchitril de dos por cuatro,

Rodeada por los parias de esta vida.

Pero, a veces,de una puerta mal cerrada

Se podía escuchar venir un aria

De una ópera harto conocida:

Una romanza que habla del mañana,

Y de un alba feliz entre princesas,

De un saludo a la luna ,y de un mancebo

Que por amor se disfrazó. Y ella,

Que no entiende el idioma ni el acento,

Llora con ojos secos,hacia adentro.

Ay, si tuviera yo la triste pluma

De Espronceda a Teresa en aquel canto,

Rescataría estos versos de la bruma

Y los haría volar a un sitio santo!

Pero en las sombras contaré la historia,

Ya que no gozo más que de infinito

Soplo de cierzo azul en la memoria:

Pasarán a lo lejos los bajeles

Que indican la perfecta geografía,

Y mis pobres palabras incapaces-

Palabras que,ay!, empero,siguen mías.

Una vez,cierto lobo de los mares

Que a Rubén habría dado sinfonías

Y que tendría en su haber mil vidas juntas

Celebrándose en humo de su pipa,

Llegó al puerto trayendo un pasajero

Que apenas,si no hablaba,balbucía

La lengua de Cervantes y Quevedo,

ET DIMITTE NOBIS DEBITA NOSTRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora