DETRÁS DEL TAKOTSOUBO

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(OTRO PEQUEÑO TROZO DE PROSA CASI POÉTICA EN FORMA DE DIÁLOGO)


Somos casi iguales.(No,lector,no hay casi:SOMOS IGUALES)

Los ventanales de vidrio oscuro,que nos permiten ver el fárrago de muerte que envuelve al mundo,y la pérdida de sentido en cada uno de los entes, miran como cuencas muertas hacia la ahora desierta avenida principal.

Sentados frene afrente(cigarrillo,café,vaso de whisky puro) ,oyendo un disco de vinilo con ruidos y saltos de fondo,releyendo a Sartre o a Marcel,acotando a Buber,observando a Camus,quien,semioculto tras la cortina azul turquí, atisba y reescribe el capítulo final de El Extranjero...esta vez,con dos sujetos.con dos objetos.Con dos futuros trozos de nada.

Somos los prisioneros de una tecnocracia voraz.

Yo,en mi quietud ascética impuesta por el miedo y por propia voluntad;él,en su terror cotidiano,ese terror que siembra y que cosecha sin amilanarse,con un valor que admiro y que a veces yo también solía tener.

-Como Hartmann,basta un sofá,un cuadro de cuyo contenido no conozcamos más que un color(gris,de ser posible) y una silueta difuminada,unos libros,algo de pan y unas cuartillas...-murmuro.

-Sí.

-Nos lo quitaron todo,hasta la posibilidad de huir de la psicopatía general.

Se me acerca.Su aliento...Dios...su aliento!!!

-No todo aún....-me susurra al oído,con su sonrisa de fantasma surgido de una tela del Bosco...con su voz de pesadilla ,la voz de Fuselli.

Suspiro.

-Tras mi takotsoubo,su golpe maestro,su trampa para pulpos,la rotura del corazón,la anomalía de la sangre y la evanescencia del cerebro....qué hay detrás?

Se retira.

-Es cierto.Somos iguales_repite.

Y luego desaparece detrás de otra de las cortinas(un terciopelo opaco,violeta,ajado,que comunica este remedo de mundo con un infierno presentido,efectivo y patente).

Y yo..pobre infeliz!...tomo la última arma que Masaoka dejara olvidada como al acaso,con una única bala.

No.No hay alternativa.

Más tarde,solamente se oirá (sempiterno,incólume,agorero) el postrer canto de un pájaro.


ET DIMITTE NOBIS DEBITA NOSTRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora