Consultas nocturnas

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Estaba ahí, sentado bajo la molesta luz de aquella bodega mirando los ojos de Maeve, sus ojos hermosos, esos bellos y algo intimidantes orbes grises que por primera vez podía observar en persona... Si hubiera apostado habría dicho que Maeve era hermosa, tanto por fuera como estaba seguro que lo era en intelecto.

Sin embargo no se sentía como si fuera la primera vez que ve al posible amor de su vida, no, esto se sentía como una cíclica pesadilla que se repetía una y otra vez frente a sus ojos. Una espantosa película a la que no podía cambiarle el final.

Es exactamente eso, lo sabes Reid

Una detonación y ambos cadáveres cayeron al suelo, no había nada que pudiera hacer o decir para cambiar los resultados. Maeve había muerto, había desafiado a una persona peligrosa y psicológicamente afectada y como resultado ahora estaba muerta, no podía cambiar eso, y ahora solo le quedaba llorar sobre su cuerpo inerte, todo se sentía tan conocido y tan terrible... Tan predecible como no lo era ese día, y tan horrible como sigue siendo hasta hoy.

El joven doctor abrió los ojos encontrándose con la oscuridad de su habitación, se sentó en la cama aún agitado, un nudo apretando su garganta y lágrimas saliendo de sus ojos. Le tomó más de un segundo a su mente brillante aceptar el hecho de que estaba a salvo, en su departamento y que todo lo anterior era un sueño, solamente un vívido recuerdo de algo que no puede superar.

¿Cuántos meses tenía de haber fallecido Maeve Donovan? El libro que le obsequió con una dedicatoria escrita a mano con su hermosa caligrafía seguía sobre su escritorio... Perdió la cuenta de las veces que lo había leído completo, necesita superarlo, mierda si lo sabe, pero es difícil si la memoria fotográfica funciona en tu contra tanto como a tu favor.

El psicólogo se pasó una mano por su frente sudada tomando un suspiro para regular su respiración, pero esa sensación de impotencia seguía presente, igual que la ira que sentía hacia la persona que le quitó a Maeve, tal vez nunca lograría perdonarla, tal vez nunca lograría perdonarse por no haber hecho más, aunque sepa que hizo todo y más de lo humanamente posible hablando de promedios.

De inmediato recordó la sugerencia de su líder de unidad y tomó su teléfono móvil, marcaba las cuatro menos veinte de la mañana pero no se fijó en eso. Marcó el primer número en su historial y se acercó el aparato al oído.

—¿Reid?— la voz ronca de su jefe delató que había sido despertado —¿Estás bien?— preguntó el mayor en tono un poco más normal luego de unos segundos de silencio.

—Yo... Uhmm... No...— lo pensó, y se sintió algo tonto por molestar al mayor en medio de la madrugada por...

—¿Pesadillas? ¿Quieres que vaya?— se escuchó un suspiro a través de la línea antes de la primera pregunta, pero contra el silencio de la noche el joven pudo escuchar a Hotch deslizarse fuera de sus sábanas y se mordió el labio inferior —¿Reid...?—

—¿Hannah's?—

—Te veo en veinte—

Tal vez por hoy le tomaría la palabra a su jefe sobre llamar si sentía que su mente lo estaba superando.

Oneshot (Hotch x Reid)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora