Sabía que su analista más brillante es un chico muy hermético, un amante de su privacidad así como de sus secretos. Por esa misma razón es que se sintió honrado cuando el menor lo buscó hace un año, después del incidente de Maeve Donovan, se sintió culpable cuando se dio cuenta que se había enamorado del chico, la cercanía no ayudaba a revertir ese hecho, y habría preferido mantenerlo en secreto.
Verse en la madrugada en algún café de esos que abren las 24 horas y hablar por largos ratos, es algo que no hacía desde la universidad, con Haley, y por ella también se había sentido mal. Escuchó todos y cada uno de los miedos del doctor Reid, atento y ansioso en cierto punto por conocer a la persona que se sentaba con Gideon a jugar ajedrez ignorando al resto del mundo efectivamente. Había hablado también, sus secretos así como sus anécdotas quedarían gravadas en algún punto de la maravillosa mente que tiene ese muchacho prodigio.
Una noche de pronto se había descubierto besando al castaño, de pie los dos debajo de la luz de una lámpara de la calle vacía y oscura, y era como si por un instante el mundo se hubiera pausado, por unos segundos el mundo parecía convertirse en chocolate derretido y se escurría de su control dejando una estela de aroma dulce y provocador. No quería detenerlo, no quería que acabara, por primera vez sentía un miedo real a ver lo que sigue, a quitar el velo que la falta de sueño había puesto sobre ellos como un hechizo, de sinceridad pura, de comodidad... Y cuando acabara el más joven pudiera arrepentirse y nunca volverían a estar así, de esta manera.
El peor de los casos no sucedió, tampoco el no tan malo, no tardaron en darse cuenta lo mucho que necesitaban esto los dos.
Así pasaron un par de meses, dos meses de noviazgo en secreto y apenas había pisado un par de veces el departamento de Reid, se dijo que no era un problema, que dejaría las cosas fluir hasta que el niño se acostumbre a su presencia, no quería hacer ni decir nada que pudiera incomodar a Spencer por que de hecho él está muy bien así como van las cosas.
Después de cenar y tomar algunas copas con el resto del equipo, se había ofrecido a llevar a Reid a su casa y el chico aceptó. Aaron no había puesto atención al rostro de su novio, sonrojado por efecto del licor, no hasta que el menor levantó la vista, haciendo contacto visual con el mejor de sus esfuerzos.
¿Vienes? Por favor...
Había pedido Reid y su jefe sintió la repentina necesidad de acudir a un psicólogo profesional cuando pensó que Spencer es jodidamente lindo así, no había podido negarse, no había QUERIDO negarse.
Al final pasó lo que tenía que pasar, nunca había accedido a intimar con Reid mientras estuviera tomado, pero esta vez los dos habían tomado y el más joven alegó estar en perfecto uso de sus facultades, aunque Hotch lo dudó seriamente cuando lo llamó abuelo.
Y así es como terminó en la cama del doctor Spencer Reid.
El sexo ayudó a bajar los niveles de alcohol en la sangre de los dos, así que estando más lúcidos se quedaron un rato hablando, el observar la silueta delgada de Reid por debajo de la sábana es un placer que no querría nunca tener que ceder, menos aún considerando que el matemático siempre se queda desnudo hasta que ambos dejan la cama.
El jefe de unidad abrazó a su pareja, que se dejó atrapar por el agradable calor que emitía el mayor y suspiró, antes de mirar el radio reloj sobre la cómoda.
—¡Hotch! ¡Son las cuatro treinta de la mañana!— el chico casi saltó de la cama, Aaron tuvo que sostenerlo para que no cayera por el borde.
—Calma, hay tiempo aún...
—Tengo hambre, hay que desayunar algo antes de ir a la UAC
—Okay, si quieres ve a tomar un baño mientras yo cambio las sábanas ¿Si?
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Oneshot (Hotch x Reid)
Hayran KurguPequeñas historias de mi pareja favorita (e inexistente) de la serie... En su mayoría será muy soft y no hay una fecha de actualización determinada.