Capítulo 4

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La señorita Bonnaire, se acercó a la Amelie, quien levantó su mano en señal de que se encontraba bien. La joven Emery también se había acercado, pero ante la señal de la mujer retrocedió.

-Dime,¿Qué edad tienes y a qué te dedicas?-le preguntó la señora Leblanc a la joven que tenía frente a ella-

-Tengo veintidós y trabajaba como mesera en el Cereal Kill Cafe- respondió Emery, sintiendo la mirada de desprecio de la mujer que estaba a su lado.

-Bien señorita Ainsworth, la belleza ya la tiene, me agrada saber que no necesitaremos cubrir imperfecciones con maquillaje, pero ahora debe demostrarme que más allá de su inexperiencia, usted puede caminar en una pasarela-

-Puedo hacerlo, me reforzaré para lograrlo lo mejor que pueda-

-Muy bien, Marie dile a Andrew que ya vamos- la mujer de cabello corto se retiró del lugar dejándola a Amelie sola con aquella joven.

-Vamos querida- le dijo la señora a Emery, ambas salieron de la ofina hacia la sala, donde caminaron por el pasillo que estaba al lado de la recepción.

Al final del pasillo se encontraba un enorme lugar donde había una pasarela, fotógrafos, estilistas, maquilladores y demás profesionales que se necesitaban para llevar a cabo un desfile. La joven de cabello dorado observaba asombrada aquel lugar.  Había modelos desfilando por la pasarela con hermosos sacos de paño, suéteres, cardigans y otras prendas.

Una mujer castaña con flequillo y lentes de marcos dorados,que vestía una blusa celeste con unos jeans y tacones rojos,se acercó a la joven que miraba a sus futuras compañeras.

-¿Lista para la prueba?- le preguntó a Emery,quién giró su cabeza levemente para poder ver de quién provenía la voz.

-Estoy lista-le respondió con seguridad y la mujer la tomó del brazo con delicadeza,para llevarla hasta la pasarela.

Emery se quitó su saco de paño y lo dejó en un perchero,se colocó unos stilettos negros que había de su talla y subió los escalones para estar sobre la pasarela. Todos en aquel momento la observaron,estaba sola allí arriba.Un sentimiento de inseguridad la envolvió,sintió que las luces la encandilaban un poco,estaban muy fuertes.

Tu puedes hacerlo

Se repitió a si misma,aquella frase que su mejor amigo y su hermana le habían dicho en el desayuno.
La joven,respiró hondo para relajarse y caminó por la pasarela a un ritmo  lento,pero lo estaba haciendo de manera correcta,como si ya hubiera caminado alguna vez en tacones.

-Un poco más rápido-le ordenó la asistente de la señora Amelie.

La señora Leblanc la miraba atenta,sin quitarle los ojos de encima. La muchacha pudo hacerlo bien, a pesar de sentirse presionada por los ojos de cada persona que la miraba.

Cuando bajó los escalones, la señora Amelie la llamó y entonces la joven comenzó a caminar despacio hasta donde se encontraba la mujer.

En ese entonces, ingresó al lugar Dean, el hijo de Amelie. Dean era un muchacho alto de cuerpo de gimnasio, aquellos sedosos hilos color chocolate, que se mezclaban con tonos dorados, estaban siempre  hacia arriba, dejando ver unas cejas anchas y oscuras con ojos color verde grisáceo, que junto aquellos labios pequeños y definidos, resaltaban de la pálida piel del joven.

Caminó entre la gente, sintiendo la mirada de más de una mujer; miradas que alimentaban su ya elevado ego. Antes de que pudiera llegar hasta su madre, una joven se interpuso en su camino, ella se dobló el pie en aquel momento y terminó en los brazos de Dean. Aquella muchacha que no podía caminar muy bien con zapatos, era Emery. Para la suerte de la joven, muy pocas personas habían visto su accidente, personas que no le dieron importancia al asunto.

La joven se encontró con el rostro de Dean, quedando embobada por unos segundos con este, hasta que recordó la situación. Se levantó de los brazos del muchacho de ojos claros avergonzada, estaba ruborizada y se disculpó con él.

-Lo siento yo...-

-Imagino que eres nueva- le dijo él observándola de pies a cabeza-¿Te encuentras bien?-

-Sí me encuentro bien, solo que por un momento perdí el equilibrio, pero no por eso significa que soy nueva. Creo que es algo que a cualquiera le puede pasar- le dijo mirándolo a los ojos, sin tratar de no perderse en ellos.

-Je ne l'ai pas dit pour cette raison, mais parce que je n'avais pas vu ton beau visage avant- Le respondió el joven en francés.

-¿Qué dijiste?- le preguntó ella desconcertada.

-¡Dean,cariño!- la madre del joven los interrumpió, se acercó hasta su hijo para poder abrazarlo- Querida, te presento a mi único hijo, Dean- dijo Amelie dirigiéndose a  su nueva modelo.

- Un placer conocerlo, mi nombre es Emery- le dijo ella al joven que hacía minutos atrás, la había sostenido entre sus brazos, extendiéndole la mano.

Dean, tratando de impresionar a la doncella que tenía frente a él, le tomó su mano para luego dejar un beso en el dorso de esta, Emery estaba mirándolo con atención, aquel gesto la había soprendido.

-Muy bien, ahora que ya se presentaron, me tendré que llevar a esta futura modelo a firmar los papeles del contrato y conversar sobre los horarios de trabajo- dijo Amelie mientras caminaba a la salidaa de aquel lugar en dirección a su oficina.

-Espero volverla a ver, señorita-le dijo el joven a Emery con una sonrisa en su rostro.

-Tal vez- le respondió ella antes de marcharse, siguiendo a la señora Leblanc.

***

-Mierda- musitó la joven miraba sus zapatos mojados y sucios con barro, la noche había llegado y con la poca iluminación de aquella calle, ella no había podido ver un pozo lleno de agua que había en el camino por donde andaba.

En ese momento vio unas luces que se acercaban a ella, eran de una motocicleta. Su corazón comenzó a latir más de lo normal, mientras caminaba lo más rápido posible. En ese momento se arrepintió de haber elejido aquella calle para regresar a casa, no era muy transitada y solo había una pequeña tienda que ya había cerrado.  Dobló por un pasillo con la esperanza de perderlo de vista, pero sin querer se topó contra un bote de basura y el ruido que este provocó la delató. Al voltear su rostro notó que era un callejón sin salida, las luces de la motocicleta se acercaban cada vez más. Emery notó que había unas escaleras que llegaban a la terraza de aquel antiguo edificio. Subió por los escalones lo más rápido que pudo y una vez arriba, se escondió detrás de unos escombros, con el corazón a punto de salirse de su pecho y una ladrillo en su mano que había encontrado allí, cerró sus ojos un momento, deseando que aquella situación acabara pronto.

El camino de los sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora