Capítulo 10

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Aquellas palabras habían hecho trizas el corazón de la joven, quien separó sus labios para decir algo, ¿Pero qué le diría? Su mejor amigo tenía razón, ella lo había abandonado, había roto aquella promesa, aquellas palabras que siempre le decía.

-Debes disculparme Austin, eres mi mejor amigo y solo fue sin querer- dijo Emery, con lágrimas en los ojos.

-¿Solo soy tu mejor amigo, cuando te peleas con él verdad? Dime cuántas veces viniste a visitarme- Emery se quedó callada, recordando que la mayoría de las veces que iba era para que él la consolara y la aconsejara-¿Lo ves?Además, dices que soy tu mejor amigo pero ibas a marcharte del país y me dirías las cosas tan solo un día antes de que te marches. Les deseo lo mejor a los tres, adiós- cerró aquella puerta dejándola con la palabra en la boca.

Emery lo llamó desde afuera, pero él ignoró sus llamados, estaba lastimado, la mujer que amaba hacía años se marcharía de su lado para siempre, para ser feliz. Sabía que aquellas palabras que le había dicho, la habían lastimado y se sentía mal por ello, pero debía liberarse, hacía tiempo que él lloraba por las noches extrañándola, deseando volver a lo que era antes, pero era imposible y ahora, debía seguir adelante.

***

La joven llegó a su departamento y buscó su celular en el bolsillo de su chaqueta, tenía varios mensajes de su hermana, la joven había partido al medio día hacia Francia y ya estaba instalada en el hotel. Se lavó la cara y la llamó.

-No sabes lo precioso que es todo, no veo la hora en que llegues hermana y podramos conocer la Torre Eiffel-

-Me alegra que todo sea tan hermoso, pero ahora debes descansar cariño y mañana nos veremos-

-Hasta mañana Emery, no olvides de avisarme cuando ya estés en el aeropuerto-

-No me olvidaré, que descanses-

-Igualmente, nos vemos-

Emery cortó la llamada y caminó hasta su habitación para armar su valija. Entre sus pertenencias encontró una foto de ella junto a Austin el día en que terminaron la secundaria, sintió un nudo en la garganta y abrazó apoyó aquella foto sobre su pecho unos segundos, antes de guardarla dentro de un libro. Luego de dejar todo listo para la mañana, se recostó en su cama y miró el techo por unos segundos, las lágrimas no tardaron en salir de sus ojos. Sollozó, necesitaba liberarse de aquella tristeza que sentía, sabía que mañana comenzaría una vida nueva para ella y para su hermana.

Por otro lado, Austin estaba en el balcón de su casa, con una botella de bebida alcoholica la cual se la acabó completamente. Él no era un joven que le gustara el alcohol, menos el tabaco, pero sentía que de aquella manera él podría ahogar su tristeza y no pensar en ella tan solo un momento. Salió de su casa y comenzó a caminar bajo la oscura noche, con pasos atolondrados y la botella vacía en su mano. Caminó hasta que encontró un banco en el cual se sentó y comenzó a llorar, dejó la botella a un lado y llevó sus manos a su rostro para tapar sus ojos, apoyando los codos sobre sus rodillas.

***

Al día siguiente...

La joven de melena dorada miró hacia atrás sujetando su maleta, esperando que él apareciera en medio de toda la gente para despedirse, pero nuevamente no lo encontró, respiró hondo y giró su rostro para sonreírle a su nuevo compañero de vida.

El avión despegó y Emery sintió como si dejara una parte de ella allí, veintidós años atrás, toda su vida, los días tristes y también felices, su mejor amigo. Los recuerdos aparecían en su mente y sus ojos estaban cristalizados.

Los ojos de Austin observaron como aquel avión se llevaba a la mujer que había amado durante años en secreto, a quién nunca le había confesado su amor. No había tenido el valor suficiente para acercarse a ella antes de que subiera al avión, para poder hablar para poder despedirse. El joven con sus ojos cristalizados volteó su cuerpo y caminó a la salida del aeropuerto, con la mirada hacia abajo y un poco distraído, empujó una persona que pasaba a su lado, provocando que le cayera la caja con unos objetos que llevaba.

-¿Puedes mirar por dónde caminas?- le reprochó una voz femenina, que lo distrajo de sus pensamientos.

-Está...bien- dijo solamente y la joven que estaba recogiendo las pertenencias del suelo, enfadada se levantó de su posición-

-¿No piensas disculparte?- le extendió su mano para mostrarle una de las cosas que había dentro de la caja, era una taza de té antigua de porcelana, la cual se había partido en pedazos-Gracias por romper una de mis tazas favoritas-

-¡Lo siento!- le dijo Austin mirando a la joven a los ojos.

Los luceros ámbar de la jóven combinaban con su melena color chocolate, de labios gruesos color carmesí resaltaban de su rostro. Llevaba sobre su cabeza una boina color negra, vestía su cuello una chalina color rosada y su abrigo llegaba unos centímetros antes de sus rodillas, el cual era del mismo color de su boina, jeans clásicos llegaban hasta sus zapatos color turquesa.

-Mira, te conseguiré una taza aún más hermosa que esa- dijo Austin, pensando en las tiendas donde había visto varias tazas de té que le habían gustado.

-¿Y cómo sabrás que me gustará?-

-Hagamos un trato. Si te gusta, me invitarás a tomar un té para estrenarla-

La castaña lo miró frunciendo el ceño,  tendría que invitar a un desconocido a su casa, pero el rostro y la aparencia del joven le indicó que tal vez, él no sería una mala persona.

-Mira, no llevaré a un desconocido a mi casa ni tú vendrás a la mía-

-Entonces tomemos el té en el parque, tendremos un día de campo pero más elegante-

-Esa es una buena idea-la joven le sonrió y él le devolvió la sonrisa.

-¿De dónde eres?-

-Pensé que te darías cuenta, doceaur- le respondió ella, señalando su boina.

-No había notado aquella boina, discúlpame...- hubiera dicho el nombre de ella, pero notó que no se lo había preguntado-

-Mi nombre es Celine- se presentó la muchacha, extendiendo su mano.

-Un gusto, soy Austin-

-Entonces...¿nos vemos este viernes en el parque junto a la fuente?-

-Sí, está bien- respondió Austin, pensando si debería pedirle su número de celular-

-Está bien, nos vemos a las cinco de la tarde- le dijo ella y luego de saludarlo se alejó de él.

-Está bien, nos vemos a las cinco de la tarde- le dijo ella y luego de saludarlo se alejó de él

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