En el aeropuerto de París, Roma estaba ansiosa esperando la llegada de su hermana, había mucha gente aquel día, más de lo que lo solía haber. Todo el aeropuerto estaba decorado con verde, rojo y dorado, las fiestas se estaban acercando.
Emery caminó con la última gota de fuerza que le quedaba, se sentía agotada, a su lado estaba Dean, quién trataba de animarla pero ella sonreía a sus chistes de compromiso.
-¡Emery!-la voz de su hermana se escuchó en todo el aeropuerto, la joven de rizos corrió hasta su hermana y la rodeó con sus brazos-Te extrañé-
-Yo también cariño, pero aquí estoy y no me alejaré nunca más de ti-
-¿Lo prometes?-
-Lo prometo-le dijo su hermana mayor, acomodando un mechón de cabello detrás de su oreja.
Luego de la charla durante el viaje, llegaron al hotel donde se hospedarían hasta encontrar un departamento. El hotel era lujoso, Emery se sentía como si estuviera en una película, pero aquel día con ese cansancio que tenía, cualquier lugar le parecía cómodo para dormir.
Habían encargado una sola habitación para los dos, la cual estaba esperándolos con velas encendidas, pétalos de rosas y una botella de champagne.-Qué hermoso es todo esto y tan...romántico- se acercó a la ventana y observó desde allí, la famosa Torre Eiffel-Parece todo un sueño-
-Tú eres mi sueño hecho realidad, Emery- le respondió Dean, acercándose a ella con una sonrisa en su rostro-
La joven le sonrió y luego de un corto beso, la joven pareja se dejó caer sobre la cama de un suave acolchado rojo, sus ojos se observaron hasta que Dean los cerró, había caído en un profundo sueño. Emery trataba de conciliar el sueño, pero más allá de su cansancio, pensó en que aquella sería la primera navidad que no pasaría junto a Austin, que no comenzaría el año junto a su mejor amigo.
***
Austin recorrió varias tiendas hasta que encontró el juego de tazas de té perfecto, era color celeste con unas hermosas flores, el cuál había sido un poco costoso pero él era un hombre de palabra. Luego de que la amable vendedora le entregara todo envuelto en una hermosa caja color azul con un moño color blanco, llegó rápidamente hasta su casa para armar una canasta en la cual colocó; una manta a cuadros, un termo con agua caliente, una caja de té y un pequeño recipiente con azúcar. Buscó en su guardaropas la prenda ideal, entonces recordó aquella camisa que un amigo le había regalado una vez,la cual combinaría con unos jeans azules. La encontró un poco arrugada, por lo que maldijo por lo bajo y miró su reloj, tenía veinte minutos para plancharla, ducharse y vestirse, ya que hasta el parque serían otros diez minutos llegando de esa manera, a las cinco en punto.
Caminó hasta el parque, miró su reloj y notó que se había retrasaso tan solo un minuto. Pensó que si tal vez no hubiera buscado el perfume que quería colocarse, hubiera llegado justo. Esperó mientras observaba la fuente, los pájaros y la gente que pasaba por allí, pero ella no llegaba. En un momento, pasó un hombre mayor vendiendo flores, quién se acercó hasta él con su carrito.
-¿Le gustaría comprar un ramo de flores para su amada,joven?-
-No sé cuáles le gustarán- respondió él y entonces el vendedor comenzó a mostrarle los pequeños ramos.
-Pueden ser rosas,orquídeas,jazmines,fresias,violetas,liros-le dijo mientras señalaba las distintas flores.
Austin tomó el pequeño ramo de jazmines y sintió aquel agradable aroma, pero pensó que a Celine, le gustaría un aroma un poco más fuerte. Su mirada se centró en los lirios, las flores favoritas de su madre.
Aunque él no había conocido a la mujer que lo había dado a luz, cuando la había buscado luego de salir del orfanato, la mejor amiga de su madre le había dicho que comprara lirios y con lágrimas en los ojos, le dijo que la buscara en el cementerio. Trató de borrar aquel triste pensamiento y se decidió por ellas, al juntar ambos ramos, se creó una nueva fragancia, la cual le había resultado conocida. Le pagó al hombre, quién se marchó contento.
Miró su reloj nuevamente, eran las cinco y treinta, estaba por darse por vencido cuando la castaña apareció entre la multitud. Esta vez llevaba una boina roja, una camisa blanca con una falda tubo de cuero color negra y un abrigo largo color gris.
-Disculpa por la tardanza, tuve un inconveniente- se limitó a decir solo aquello, pero aquel inconveniente en realidad era ella misma luchando para levantarse de su cómoda cama.
-Está bien, por un momento pensé que no vendrías- le dijo Austin mientras le entregaba los ramos de flores- Son para ti-
-¿Las elegiste por algún motivo en especial?- la joven se habría sorprendido ante la elección de él.
-Los jazmines siempre me gustaron y los lirios...eran las flores favoritas de mi madre-
Por el tono de voz de Austin, ella pensó que seguramente su madre ya no estaba con él.
-Lo siento yo...-
-No te preocupes-le respondió el castaño con una sonrisa-¿Pero por qué te sorpende tanto?-
-Por nada- respondió ella, quería que él descubriera solo el motivo.
Austin caminó unos pasos hasta el césped, donde dejó la canasta y extrajo la manta para poder sentarse allí, ella lo acompañó. Celine también había llevado una pequeña canasta y dentro de ella, había unas magdalenas que ella había preparado, con chispas de chocolate.
Austin, ansioso por ver la expresión de la joven al ver las tazas y la tetera, le entregó la caja con el regalo y ella lo abrió de inmediato.-¿Qué te pareció mi elección?-
-Fue muy buena elección, debo admitirlo, pensé que no encontrarías un diseño que me gustara-
-Tardé unas horas, pero valió la pena, quería verte feliz-
Celine lo miró, aquel muchacho le parecía tan dulce como la miel.
***
Los días pasaban rápido, en una nueva ciudad Emery trataba de mantenerse ocupada para no volver a pensar en el pasado, estaba trabajando en el estudio junto a Amelie. Por las tardes, recogía a su hermana en la Universidad y salían a tomar un café por algún lugar y por la noche estaba con Dean. Como medio de transporte, utilizaba su moto, la cual luego de unos días se le habían llevado hasta París. Sus días favoritos eran los viernes, ya que Dean siempre la esperaba con una sorpresa diferente en el departamento que alquilaban.
Pero aquella noche, él no estaba y entonces ella tomó la decisión de prepararle esta vez una sorpresa. Preparó la comida favorita de su pareja, compró una botella de champagne y además velas. Buscó en su armario aquel vestido rojo que a él tanto le gustaba, ajustado al cuerpo, con una sola manga. Maquilló su rostro y se sentó en el sofá para esperarlo.
Emery se había esforzado en cada detalle, para luego de tanto esperar, quedarse dormida en el sofá.
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El camino de los sueños
Storie d'amoreEmery es una joven que crece en un orfanato,donde cuenta los días para irse de aquel lugar. Cuando cumple la mayoría de edad,se entera que tiene una hermana cinco años menor de la cuál decide hacerse cargo. Una vida difícil donde Emery hace lo impos...