Capítulo 5

5 0 3
                                    

El muchacho había esperado el momento justo para llevar a cabo su plan, dió unos sigilosos pasos hasta acercarse a su objetivo y actuó rápido. La mano izquierda cubrió la boca de la chica, mientras que con la mano derecha sostuvo el brazo de la joven para que no lo golpeara con el ladrillo que tenía en su mano. Se acercó más a ella, dejando sus labios a centímetros de su oído. De pronto sensación horrible lo abrazó, podía sentir como el cerpo de la joven temblaba y hasta podría decirse que sentía los latidos de su corazón, el joven tragó saliva mientras miraba que en el lugar no hubiera nadie más.

-Emery soy yo, mírame- los ojos de la rubia, que aún permanecían cerrados se abrieron lentamente y se encontró con aquel rostro que no había podido olvidar durante toda su jornada laboral- Vamos a un lugar seguro-.

Acto seguido, el mucharo le quitó la mano de la boca a la joven y tomó la mano de ella, una vez que dejó el ladrillo en el piso. Ambos caminaron por la azotea hasta llegar a una escalera que ingresaba a aquel viejo edificio. El lugar estaba vacío y sucio, con los vidrios rotos y sin puertas, con dibujos en las paredes. En un momento, apareció un pequeño roedor que asustó a Emery, quien apretó la mano de su compañero y el la llevó por un pasillo corto que tenía un letrero que decía "salida". Una vez que estuvieron afuera, caminaron pegados a la pared hasta la salida de aquel segundo callejón y observaron que la moto ya no estaba.

Los ojos de la joven estaban vidriosos y su cuerpo un poco tembloroso, Dean la observó y sin pensarlo dos veces la acercó a él y la rodeó con sus brazos, provocando que Emery comenzara a sollozar. Una de las manos de él, acarició aquellas hebras doradas durante unos segundos, hasta que la joven se separó suavemente de él.

-No sabes lo horrible que fue vivir aquello, Dean-

-Te entiendo, seguramente tuviste mucho miedo- le respondió Dean secando una de sus lágrimas.

-Las mujeres vivimos con miedo desde que empezamos a caminar, desde el momento en que nacemos el mayor miedo que tienen nuestros padres es que alguien los lastime. Sería tan simple, solamente temer a cruzar mal una calle o unos ladrones, que no te juzguen por la ropa que llevabas puesta o te cuestionen por qué salías a esas horas de la noche. Hay días en que simplemente salías de estudiar o de trabajar, porque siempre evitamos salir de noche, además mírame- le dijo a él con lágrimas en los ojos-¿ Puedes pensar que me veo provocativa con esto?- la joven señaló el largo saco de paño que lleva puesto.

-Sabes que no estás sola en ésto. Hay muchas mujeres que piensan igual y hay hombres que no piensan en lastimar, sino en cuidarlas y entregarles todo su cariño- el pulgar de Dean limpió una de las lágrimas que se deslizaba por el rostro de ella-

Ambos se miraron a los ojos por un instante, él le dedicó una sonrisa antes de ofrecerse para llevarla hasta su casa.

***

Roma caminaba de un lado a otro mirando su celular, esperando que su hermana le avisara que estaba bien, hacía más de una hora que debería haber llegado. Revisó nuevamente su celular, los mensajes no le llegaban y estaba muy preocupada. Se sentó en el sofá y marcó el número de Austin.

-Por favor dime que estás con ella o me volveré loca- le dijo desesperada.

-No la encontré, tal vez tomó un atajo, pero ya pasé por las posibles calles por donde debería estar y no la encontré- dijo Austin, con un nudo en la garganta.

-Adiós, iré a buscarla- le respondió mientrsa buscaba su abrigo y sus llaves junto a su bolso- No puedo esperar más aquí sentada sin hacer nada-

-Roma, solo vas a complicar las cosas, es peligroso que estés en la calle, debes quedarte por si regresa a casa- el muchacho trataba de calmarla.

-Austin, es mi hermana, no voy a esperar que algo malo le pase para que me digan donde está- le dijo ella con tono serio mientras bajaba las escaleras para salir de la casa- No quiero quedarme y ...

Se quedó inmovil por unos segundos, su hermana estaba allí con un desconocido. Roma se acercó a ella para poder abrazarla y una vez que comprobó que su hermana estaba bien y ella le contara lo sucedido, miró al joven y al ferrari convertible color azul que estaba detrás de ellos. El rostro de él le resultaba familiar.

-Creo que te conozco, pero dime, ¿Qué haces con mi hermana y de dónde la conoces?-

-Es el hijo único de la señora Leblanc- le dijo su hermana.

-Un gusto conocerla, señorita- la joven quedó atónita por unos segundos-

-Igualmente- le respondió ella, de pronto el auto de Austin llegó.

-Gracias por responderme, pensé que...- Austin se acercó a su mejor amiga para abrazarla-¿Dónde estabas?- le preguntó a Emery y luego miró a Roma-¿Por qué no me dijiste que había llegado?-

-No es momento de regaños, no estamos solos- respondió Emery y Austin, saludó al joven que encontraba entre ellos.

-Un gusto, Dean Leblanc- se presentó extendiendo su mano y Austin la estrechó con la suya.

-Igualmente, soy Austin-

-Bueno como ya estás en casa sana y salva, es momento de que me vaya, hasta mañana,chéri-

-Hasta mañana-le respondió ella y luego sonrió antes de caminar hasta las escaleras junto a su hermana y Austin.

***

En la mañana siguiente...

-¡Hermana despierta!- los gritos de Roma despertaron a la joven, quién bostezó y abrió sus ojos.

-¿Qué ocurre?-le preguntó y la muchacha de rizos dorados le entregó una caja con un envoltorio dorado y un moño rojo-No es mi cumpleaños-

-Eso ya lo sé, lo dejaron para ti en la puerta de la casa, no sé de quién lo dejó pero tiene tu nombre-

Emery abrió el envoltorio y se encontró con una caja blanca que tenía una nota.

Encontré tu celular hecho trizas en el callejón anoche, se te cayó del bolsillo sin que te des cuenta, por eso decidí darte este obsequio.

Al abrir la caja, los ojos de Emery vieron el iphone 10, ella no podía creer que tenía un celular tan costoso en sus manos, su hermana le pidió la nota y el celular para poder verlo. Al extraer el equipo de su caja, había otra pequeña nota.

Je ne l'ai pas dit pour cette raison, mais parce que je n'avais pas vu ton beau visage avant

-¿Qué dice?- le preguntó su hermana.

-No lo sé, fue lo que me dijo cuando nos vimos ayer en el trabajo, debería buscar su significado, pero ahora vayamos a desayunar, muero de hambre- dijo mientras se levantaba para ir hacia el sanitario.

Una vez que habían terminado de desayunar, se despidieron antes de retirarse cada una a cumplir sus responsabilidades. Mientras Emery caminaba hacia su trabajo, recibió un mensaje de texto.

"No lo dije por esa razón, sino porque no había visto tu hermoso rostro antes".

D.L









El camino de los sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora