Capítulo 21

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Al día siguiente...

Emery se levantó temprano, preparó el desayuno para sus hijos y luego de dejarlos en la escuela, pensó tomar un taxi hasta su restaurante, pero se había olvidado la billetera.

-Mierda, no sé dónde tengo la cabeza-exclamó y luego de un suspiro, caminó con sus incómodos tacones hasta su lugar de trabajo.

Al llegar vió a Nicolas parado a un lado de su moto. Se sorprendió al saber que era el mismo modelo de ella, una Kawasaki ninja h2r pero en color azul y negro. El dueño de la moto vestía en dos colores: blanco, en su camiseta y zapatillas; negro,en su chaqueta de cuero y pantalón.

Los ojos de la mujer recorrieron a Nicolas de abajo hacia arriba, deteniéndose en sus ojos. La mirada café de él la distrajo por un segundo, separó sus labios para poder pronunciar un saludo.

-Hola- dijo ella y él le sonrió sin quitarle la mirada de encima-

-Buenos días-pronunció el nuevo empleado de Emery.

La dueña del restaurante se apresuró a buscar las llaves en su bolso para abrir la puerta. Una vez que los dos estuvieron dentro, ella le explicó cómo trabajarían.
Comenzaron a preparar tortas,postres y decidieron el menú del día: fideos con salsa bolognesa.

-¿Quiere probar la receta que me enseñó mi abuela?- dijo Nicolas mientras le acercaba al rostro de su jefa la cuchara de madera con un poco de salsa.

Ella asintió con la cabeza y la probó. El cocinero esperó atento su aprobación, sin quitarle los ojos de encima a Emery.

El día transcurrió, en cada oportunidad que tenían cruzaban sus miradas y sonreían. Pero la tensión aumentaba cuando ambos estaban solos en un mismo lugar.

Con el pasar de los días, aprendían alguna cosa nueva uno del otro. Muchas veces cenaban juntos antes de cerrar el local.

-Señorita Emery...tengo que decirle algo importante- el semblante y el tono de voz de Nicolas ahora era un poco más serio que lo normal, lo que produjo nervios en ella.

-Ya deja las formalidades, ¿Qué ocurre?- ella estaba de espaldas lavando los platos y otros utensilios, cerró el grifo para poder escucharlo mejor.

Nicolas arriesgando todo se acercó hasta ella y la tomó del brazo de manera que girara y quedaran frente a frente. Emery se sorprendió ante aquella inesperada acción.

-Ya no puedo seguir con esto- acercó su rostro hasta el de ella, acortando más la distancia. Los corazones de ambos latían fuerte-

-¿Qué pien...- antes de que pudiera terminar de hablar los labios de Nicolas besaron los de ella.

Los bocas de ambos se correspondían,  moviéndose rápidamente de un lado a otro mientras sus lenguas danzaban. Las manos de la mujer rodearon su cuello y él la tomó de los muslos para apoyarla en el borde de la mesada. Se colocó entre sus piernas y Emery lo abrazó con estas, pegándolo más a ella. Los labios de Nicolas bajaron por la cálida piel de su cuello, Emery soltó un suspiro. Las manos de ella despeinaron el cabello del castaño y luego sus dedos desabotonaron su camisa, dejando al descubierto el abdomen marcado de él.

El sonido del celular de la rubia interrumpido el momento. Ella lo alejó y atendió la llamada de su hermana, los niños se estaban peleando y no querían ir a dormir.

-Está bien Roma, en unos minutos estaré allí- trató de hablar con la respiración lo más calmada posible. Cortó la llamada, tomó su bolso y su abrigo.

-¿Quieres que te lleve?- le preguntó Nicolás con su cabello despeinado y su camisa media desabotonada.
Al verlo de aquella manera tan sexy inconsciente la rubia se mordió el labio y él le sonrió al verla.

-No te preocupes, puedo ir sola. Hasta mañana- le dijo y antes de irse lo despidió con un corto beso en los labios.

Al llegar a su casa se arregló antes de entrar y su hermana notó que algo nuevo había pasado. Roma esperó a que los niños se durmieran y entonces preparó dos tazas de café para conversar con su hermana mayor.

-¿Qué ocurre?- le preguntó mientras tomaba un sorbo de su taza.

-¿Qué ocurre con qué?- le preguntó la rubia tratando de actuar lo menos nerviosa posible.

-Hace mucho tiempo te conozco, hoy viniste con un brillo especial. Parece que te hubieras besado y un poco más con tu nuevo empleado- Roma lo había dicho en broma pero cuando su hermana se quedó muda y con el semblante serio abrió sus ojos un poco más, sorprendida- ¡No lo puedo creer!-

-¡Sh! No quiero que los niños escuchen. Además solo fue un beso. Sabes estoy cansada mejor termina tú el café yo me ducharé e iré a dormir-

-No quieras escapar de mí, hermana. ¡No te dejaré en paz hasta que sepa qué ocurrió!-

-Mañana hablaremos si me despierto con buen humor, que descanses-

-Como si alguna vez despertaras de buenas...- Emery la fulminó con la mirada y Roma le sonrió.

El camino de los sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora