Como una alternativa para ayudar a sus hermanos, JiSung intenta buscar un trabajo, pero al ser menor de edad no consigue nada y decide comenzar a robar a las personas, comenzando con aquellas que van solas por la calle, por esa razón conoce a ChenLe...
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•Perspectiva de JiSung•
Cuando desperté al otro día en la mañana, sin siquiera haber tenido un ápice de querer levantarme y verle la cara a mis hermanos mayores encontré la casa vacía, bueno, Mark seguía allí. Estaba preparando su mochila para otro arduo día de trabajo vendiendo sus globos, tarareaba una melodía estúpida, no sonreía porque... Esperen, ya ni lo recuerdo. Sólo sé que Mark no sonríe desde hace mucho tiempo; él me ha preparado el desayuno, me ha dejado algo para el almuerzo y se encarga de limpiar la casa por mí en lo que termino mi desayuno.
― Probablemente llegue más tarde de lo usual hoy, Sung...―le miro por encima de mi hombro cuando él pasa a mi lado para dejar el trapeador dentro del balde con agua en una esquina de la cocina―; ¿te molesta quedarte sólo tanto tiempo?
― ¿Por qué mierda me importaría si vas a llegar tarde o no? ¿Quién soy? ¿Tu padre?
Tal vez estaba siendo un poquito malvado con mi hermano mayor, pero estaba molesto, bueno, quizás no era simplemente eso. Quizás aún me dolían las mejillas, quizás hasta le podía echar la culpa a la migraña por llorar, pero claro, Mark no sabría eso, no quería, ni planeada, ganarme su lástima.
― S-sólo te lo informaba... H-hoy hay un festival en una plaza cercana al hospital, quería saber si...
― No voy a ir contigo.
― P-pero, Sung.
― No―. Giro a verlo, Mark está a mi lado, sus ojos están brillantes cual cachorro, pareciera que tuviese ganas de llorar y sólo esperaba que no fuera por mi culpa―. ¿Qué quieres que diga? Esas cosas no van conmigo, no soy un mocoso.
Es cierto que no tenía once o doce años, lo sabía, pero suponía que Mark lo hacía porque me había pasado la mitad más uno de mi vida triste y sólo, pensando en el día a día, en cómo me habría encantado jugar en el parque, tener amigos, no lamentando mi miserable existencia. Al menos, ellos sí lograron ser felices por un segundo, no yo.
― Pensé que sería lindo, es decir, habrá fuegos artificiales, comida y mucho entretenimiento. Con los globos que vendiera podríamos pasarla bien, ¿no te parece?―y allí vienen otra vez su expresión de perrito arrollado.
Ay, que fastidio.
― Bien...―suspiro. Vuelvo a mi posición para seguir desayunando―, como digas. ¿A qué hora tengo que estar listo?
Jamás entenderé la acción/reacción de las personas cuando las complaces con algo, es decir, jamás entenderé como es que Mark fue feliz con una simple respuesta, sonriéndome como un niño, abrazándome como si le hubiese dado una buena noticia. Capaz si lo hice, pero ése no era el asunto en el momento recurrente.
