Como una alternativa para ayudar a sus hermanos, JiSung intenta buscar un trabajo, pero al ser menor de edad no consigue nada y decide comenzar a robar a las personas, comenzando con aquellas que van solas por la calle, por esa razón conoce a ChenLe...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
•Perspectiva de ChenLe•
Una bofetada tras otra, tras otra, eso era lo único que recibía en ese momento.
Mi mente estaba en otro lado, ni siquiera estaba aquí, ni siquiera estaba consciente de que me estaban golpeando. Tampoco me dolía, pero era consciente del insistente ardor en mis mejillas, o la pequeña corrida de sangre que salía de mi boca, producto de mi labio roto.
¿En qué estaba pensando?
Claramente estaba pensando en un lugar mejor.
En ese mundo sólo conocía la soledad, porque no me haría falta el cariño de mis padres. Quizás si su comprensión, porque estaría solo en el mundo y mis decisiones no podrían a nadie en aprietos, pero claramente parecía un valle blancuzco por el que podría caminar sin preocupaciones.
Mis padres eran cínicos, unos perfectos mentirosos. Siquiera podrían llamarse padres cuando tienen tanto odio por la existencia de algo que crearon, pero claro, yo no era hijo de ese hombre y mi madre estaba perfectamente obsesionada con él. Entonces eso les daba un pretexto o motivo para desquitarse con alguien que según les hace daño, les causa mal, no les deja ser feliz.
¿De verdad yo había ocasionado aquello?
Creo que mi único pecado fue decir que era mentira, cuando ya había una calumnia en la mente de mi madre, cuando las mentiras eran demasiadas para ser procesadas y no darme un segundo para pensar bien porque el malo en éste momento era yo.
― ¡Te lo he dicho mil veces, es MI hombre!
Entiendo, ahora está claro.
La culpa sí es mía. Lo dije mil veces, lo volvería a repetir, lo hago como un mantra cada noche y sin embargo, me sigue doliendo el intentar cortarme las venas, drogarme con centenares de pastillas, ahorcarme colgando del techo de mi habitación y que nada tenga resultado, ¿por qué? Porque siempre hay una voz en mi cabeza que me dice: "Tal vez las cosas mejoren"; sí, y le creía, pero ¿cuándo es eso? ¿Falta mucho? ¿Falta poco? ¿Es hoy? ¿Mañana?
Capaz y yo estaba esperando que alguien me salvase y nadie sabía que pasaba por todas éstas cosas, así que sí, caballero de brillante armadura, vas en un laberinto donde no puedes encontrarme.
― ¡No te quiero cerca de él!―las uñas de su mano se enterraron fuerte en mi muñeca cuando tiró de ella para llevarme a la cocina―. Vas aprender las consecuencias.
Una parte de mí, y supongo es la racional, me habla y me dice que me defienda.
Mi madre me ha llevado con ella hasta la estufa encendida, tiró de mi mano intentando ponerla allí, pero mi cuerpo no se movía, después fui consciente de que la mano de mi padrastro tiraba de mi torso, alejándome de la estufa caliente y de mi madre.
