Como una alternativa para ayudar a sus hermanos, JiSung intenta buscar un trabajo, pero al ser menor de edad no consigue nada y decide comenzar a robar a las personas, comenzando con aquellas que van solas por la calle, por esa razón conoce a ChenLe...
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•Perspectiva de Mark•
― ¡Vamos, es por aquí!―JiSung me llevaba de la mano mientras caminábamos por una transitada acera que no me dejaba llevar un buen ritmo al tropezar con mis propios pasos. Esa mañana JiSung se había levantado decidido a llevarme con él; preparó el desayuno junto a SiCheng y se sentó en el sofá listo para arrastrarme.
Me di cuenta desde que se removió en su cama levantándose. Le miré confuso mientras se calzaba sus viejas botas negras y le quitaba un suéter a JaeMin de color amarillo, tal como la mostaza. Comió sin decir nada, sonriente y se lavó los dientes pronto; mientras yo en mi ignorancia, me preparaba para el día de hoy con total tranquilidad y cuando empaqué el nuevo paquete de globos que TaeYong me había comprado en la tarde del día anterior la sonrisa de JiSung me hizo mirarle confuso.
― ¿Sucede algo?
― Hyuuuuuuuuuuunnnnngggg―eso no sonaba nada bien viniendo de él―. ¿Qué harás hoy?
Miré el empaque de globos en mis manos, la bombona de helio cerca de la puerta y fruncí el entrecejo devolviendo la mirada a él.
― ¿Qué clase de pregunta es esa?―cuestiona, terminando de meter las cosas en mi mochila―. ¿Necesitas algo, Sung?
Él se toma su tiempo en responder, vacilante.
Murmura una que otra cosa inentendible e inhala mirándome.
― ¿Podrías venir conmigo, por favor?―ambos nos sostuvimos la mirada por escasos treinta segundos antes de que JiSung me tomara de la manga de mi estirado suéter favorito y me hiciera pucheros―. Por favoooor~
― JiSung...
― Sé que vendes tus globos en otro lugar, pero, ¿puedes hacerlo donde te voy a llevar? ¡Estoy segurísimo de que venderás mucho más allí!―rogó, siguiéndome.
― Eso no me convence, JiSung.
― ¡Te prometo que es cierto, por favor! Además, nunca te pido nada, ¿por qué te niegas así?
Bien, tenía un buen punto, desde el día del incidente con el globo yo no le dirigía la palabra, más que todo porque siempre estaba ocupado en otras cuestiones o porque las veces que lograab ver a JiSung estaba dormido y solo me acercaba a besar sus cabellos y desearle buenas noches.
― ¿Qué escondes?―cuestiono, colgando la mochila en mis hombros.
― ¿Esconder? No escondo nada.
― No me fío de ti, Kim JiSung.
― ¿Tú y JaeMin tienen la manía de decir eso a cada rato o es que de verdad no lo hacen?
― ¿Quieres que responda a eso?―él niega con su cabeza―. Bien, pues adiós.
Bien, no tenía muchas opciones si lo pensaba con seriedad, porque podía ir con JiSung de una manera tranquila, sin encontrar alguna excusa o razón hasta que recordé que si había una razón por la que iba casi a diario e intenté negarme.
