Hersus. [Two-Shot]

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Mejores Amigos.
[2]
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Sex.-

Los días pasaron rápidamente y los amigos resolvieron todas sus dudas. Aún no tenían un título, pero los besos y caricias iban y venían. Estaban cómodos con la situación.

Las llaves colándose en el agujero de la cerradura llamaron su atención. Parecía haberse vuelto una placentera costumbre aquel ruido.
Aún faltaban quince minutos para que su niño llegara y él estaba danzandose por la casa con solo una toalla atada a su cintura.

—Herny, llegué más tem...— los gritos del menor cesaron en cuanto notó la desnudez de su amigo.— No es por quejarme, pero ¿Qué haces en pelotas?— habló risueño.

—Se suponía que ibas a llegar más tarde. Acabo de salir de la ducha.— se estaba por encaminar a la habitación cuando Jesús lo detuvo.

—¿Ni un besito antes?— lo observó con un tierno puchero.

Al ojiazul le encantaba jugar a la víctima y al de ojos pardos le encantaba que su amado lo engañara con su cara de angelito.
Subió sus manos hacia la cara del menor y antes de que sus labios chocarán, Jesús tiró de la toalla. Herny se cubrió rápidamente con un fuerte sonrojo en toda su cara.

—Jesús, macho, eres tontisimo.— pronunció en cuanto regresó ya vestido. El menor seguía risueño.

—Oh, por favor, no vi nada...— le sonrío ampliamente logrando que al otro se le confundan las ideas.

Lamentablemente.

—Eres un graciosin.— habló sarcástico mientras rodeaba su cintura. Enterró su rostro en el cuello del castaño y comenzó a repartir besos lentos. Jesús sentía como su cuerpo se derretía lentamente entre los brazos ajenos.— Aunque creo que te hubiese gustado ver debajo de la toalla ¿O no es así, bebé?— Un jadeo ronco saliendo de su boca hizo que el ojiazul se separara nervioso.

—D-deja eso, Herny.— apartó el rostro del nombrado. Este simplemente sonreía, estaba dispuesto a pelear con el menor por el control de la situación.

Jesús caminó hacia la cocina, necesitaba agua fría. Helada.
Dió un trago largo siendo vigilado por unos atentos ojos pardos.

—¿Qué miras, parguela?— soltó relajándose.

—Te imaginaba traga...— la mano del castaño se estampó contra su boca impidiendole terminar la frase. Recibió unas cuantas lamidas, pero a este punto, ya no le causaba asco.
La nariz del menor recorrió el cuello del más alto, este le sujetó la cadera pegándolo a su cuerpo.

—Que bien hueles, Herny.— susurró sobre su oído. Sonrío al notar como los bellos del otro se erizaban.

—¿T-tu crees?— suspiró entrecortado dejándose llevar por las sutiles caricias del pequeño.

El mayor estaba molesto consigo, sabía perfectamente que el otro podía controlarle de sobremanera. Y, es qué, Jesús, tenía un poder increíble para hacerle doblegarse, algo que jamás le había pasado.
Por otro lado, el castaño seguía pensando en que, si iba a ser el pasivo, debía darle guerra a su amigo.

Los besos comenzaron a repartirse y esta vez, el ojiazul tuvo el control, dejando que sus conocidos dotes se desplieguen evidentes sobre la boca del mayor.
Lentamente lo condujo hacia atrás, hasta que su espalda chocó contra la pared.
Herny no entendía cómo era que se dejaba llevar tanto por lo que el menor quería. Y su colmo llegó cuando las manos del pequeño bajaron hacia su trasero, masajeandolo. No es que le desagradara el gesto, pero él llevaba mucho tiempo esperando hacer eso y que su amigo se le adelantara le resultaba injusto.

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⏰ Última actualización: Apr 19, 2020 ⏰

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