17 Februar 2008

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6:59 pm

No había sabido nada de Bill, en esos días que habían pasado. Aunque eso se me hizo un poco raro de su parte, sabiendo que le mandé a decir con Tom que seguía molesta con él.

Respecto al sueño, lo seguía teniendo, aún lo soñaba y me despertaba siempre a la madrugada. Pero ahora sabía que era un chico el que me decía '―Ven y sálvame, solo tienes que caminar unos cuantos pasos para llegar a mí, conmigo no te va a pasar nada. Confía en mi...―'era alto y delgado, solo esas pistas tenía yo.

A esa hora estaba yo saliendo del estudio de fotografía. Al fin iba a volver a mi casa, ya era muy tarde para apenas terminar de trabajar, pero bueno... fue mí decisión trabajar allí.

Al salir, inmediatamente, choqué con alguien. Y ¿quién era ese alguien? Claro, era Bill. Al fin iba a saber algo de él. Iba con una chaqueta blanca con rojo y negro cerrada hasta el tope, unos jeans, y como siempre tenis.

―Ya se te hizo costumbre chocar conmigo ¿no? ―intuí. Mirándolo enojada. Sí, aun recordaba el berrinche que me hizo.

―Perdóname, pero como siempre, yo me distraigo ―respondió molesto.

―Sí como sea, hasta luego... ―me di vuelta sin dejar que hablara pero me detuvo.

―Tú yo tenemos que hablar ―se puso frente de mí.

―Bien, comienza a hablar ―cruce los brazos.

―¡Jennifer! ―dijo enojado.

La verdad yo ya quería acabar con eso. Hablar donde sea, lo más rápido posible.

―¡¿Qué?! ―exclamé y deje de cruzar los brazos.

―Mejor vamos por un café, y hablamos. ―De nuevo otra invitación prematura―. Aquí nos vería toda la gente.

―¡Qué importa lo que piense la gente!

―Aun así Jennifer, la verdad si necesito hablar contigo seriamente.

―Uy bueno ―exclamé―. Vamos

Caminamos por un buen rato, aunque fue muy silencioso el camino. Casi ni hablábamos, solo para decir cómo habíamos estado, pero nada importante.


7:38 pm

Al fin íbamos a parar, ya era hora de terminar con eso y hablar sobre lo que Bill quisiera hablar. Entramos a un café, tomamos una mesa y pedimos un café para cada uno.

―Bien, ¿qué querías? ―pregunté un poco molesta.

―Hablar... ―respondió. Una respuesta muy convincente en verdad.

―De acuerdo, ¿sobre qué?

―¿Sigues enojada conmigo? ―preguntó seriamente.

―No.

―De acuerdo... ―suspiró― pero si me perdonaste ¿verdad? Espero que no sólo lo hayas olvidado.

―Bill, nunca me pediste perdón ―dije obviamente, y soltando risas al final. Risas sarcásticas.

―Bueno, perdón, pensé que al mandarte la caja lo simularía.

―Crees que todo se arregla con regalos y citas ¿verdad?

―No pero hacen algo diferente.

―Conmigo no es así, a mí me vas a decir todo como es y directamente ―le advertí―. Si me vas a pedir perdón, me lo dices.

―Perdón, no fue lo mejor que he hecho.

―Gracias y si, te perdono... ¿Algo más? ―pregunté.

By Your Side » Bill KaulitzWhere stories live. Discover now