28 März 2008

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3:59 pm

Decidí que ese día sería perfecto para que pudiera ir a visitar a Jennifer, era un día nublado ―así como a ella le gustaban― y era viernes, así que si tenía suerte podía pasar un poco más de rato con ella en la noche, y no me preocuparía porque al día siguiente tuviera que despertarse ella temprano.

Llegué al edificio, me encaminé al ascensor y le marqué el número tres de piso y al llegar allí me encaminé a la puerta de su departamento. Me vi a un espejo que había al final del corredor y toqué la puerta de su departamento. Poco después abrió y suspiré.

―Jennifer, hola ―dije sonriendo.

―Mm hola, Bill, llegas en un mal momento.

¡Mal momento! Era lo último que me faltaba, que llegara yo y me corriera inmediatamente.

―¿Por qué? ¿A caso tienes visitas? ―pregunté afligido.

―Las tendré... eso es raro, la verdad.

―Ah pues entonces, no entiendo por qué llegue en un mal momento.

―Porque estoy arreglando, esto es un desastre absoluto, y no quiero que ―noté que trago saliva haciendo una gran pausa― estas personas encuentren mal el lugar.

―¿Quién es? ¿El presidente? ―bromeé. Pero era para aligerar el ambiente.

―No, Bill no lo hagas más difícil, y me hagas darte explicaciones ―se veía estresada, creo que nunca la había visto así.

―Al menos déjame ayudarte a arreglar.

―¿De verdad? ―se vio muy sorprendida con eso. Y aparte cambió de semblante.

―Mm sí ―respondí nervioso.

―Bien, en ese caso, entra ―me jalo del brazo e hizo que entrara. Al final solo cerró la puerta.

―¡Guau! ―exclamé.

Me asombra que siendo como es su departamento estaba impecable; no sé para que la iba ayudar acomodar y arreglar. Aun así era pasar tiempo con ella y lo valía demasiado.

Me fascinó su departamento, no se exageraba pero no era de pena ajena, la sala muy amplia, el comedor estaba unido con la cocina y al fondo se veía un corredor con dos puertas a los lados, supongo que era su cuarto y el otro era el baño.

―Qué bonito ―dije asombrado.

―Gracias, me ha costado mucho mantenerlo en pie ―bromeo.

―Bien y ¿qué hay que hacer? ―pregunté. Ya era hora de acabar con eso, y poder tener tiempo para los dos sin tener que hacer cosas domésticas.

―Solo ayúdame con la cocina ¿sí? En lo que yo llevo unas cosas de aquí ―señaló la sala― a mi cuarto.

―Mm bueno, veré donde acomodar todo ―dije mirando la cocina y los trastes que en ella yacían.

―Si tienes una duda me llamas y ya ―sonrió.

―Al final me tienes que decir quién viene ―le advertí.

―Si claro ―dijo, creo que, sin interés y tomándome a loco.


5:37 pm

Habíamos terminado, nunca pensé que arreglar una casa fuera entretenido, aunque estando junto a la persona que te gusta lo hacía mucho mejor. Respecto a lo que habíamos hecho solo fue lavar y acomodar trastes, ella llevo de la sala a su cuarto varias cosas, pero hubo ratos donde se quedaba mucho tiempo en su cuarto, me sentía un poco solo e inmediatamente que ella regresaba yo empezaba a cantar la canción que le había enseñado ―y dedicado― hace semanas, pero creo que no se daba cuenta del mensaje que yo le mandaba.

By Your Side » Bill KaulitzWhere stories live. Discover now