2 März 2008

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5:24pm

No me podía sacar de la cabeza la declaración que Tom me había dicho hacia unos escasos días, y yo no sabía absolutamente nada sobre Bill ni de su banda.

Cada día me recordaba a mí misma lo que había dicho Tom, pero seguía sin creérmela. Dudaba mucho. Si fuera verdad que Bill me quería, se hubiera comunicado hace tantos días, y no fue así. Extrañaba un poco la forma en que siempre me daba sorpresas cuando salíamos los dos juntos y adónde íbamos y todos los detalles que solía dedicarme.

Para sacarme todos los pensamientos incomodos de la mente, lo único que se me ocurrió fue poder ir al Binnenalster ―mi lugar favorito desde entonces...― y así poder relajarme viendo alguna sorpresa que me pudiera topar allí.


5:56pm

Había llegado al Binnenalster, casi no había gente, pude notar una que otra pareja de novios o de amigos o lo que fuera, y un chico que estaba algo alejado de mí, igualmente estaba solo. Quizá estaba en mi misma situación.

Decidí acercármele ―muy rara decisión en verdad, pero qué más daba, necesitaba desahogarme, y no sólo escribir lo que sentía en mi diario que no podía darme ningún consejo.

―Hola amigo ―dije mirándolo. Al momento que pronuncié esas palabras, solo volteó a verme alzando la cabeza con el gesto del saludo.

Sin embargo llevaba lentes de sol, y una gorra que decía Faith―'confianza' era lo que necesitaba en ese momento― puestos que le obstruían la cara; Iba vestido de chaqueta negra de cuero, camisa negra, me parecía y unos pantalones negros pegados y unos tenis grises.

Yo no podía apartar la vista que había posado en él.

―Linda vista ¿no? ―Pregunté. Él se atuvo a asentir la cabeza contestando que sí―. Todo lo hago mal, por lo tanto todo me sale mal y cuando eso pasa, no me lo puedo sacar de la mente. ―Dije seriamente―. No sé si hice lo correcto hace días, le mandé a decir un chico que le dijese a su hermano que no lo quería, pero lo quiero como amigo, aunque quién sabe cómo reaccionó. Créeme que si supiera que se puso mal, no me lo perdonaría ―bajé un poco la mirada sintiendo la culpa brotar―. Es más, al no tener ningún rastro de él, lo extraño realmente, extraño la forma en que salíamos los dos como amigos, la forma en que me apoyaba aunque nos conociéramos de hace poco. No quiero decir que lo amo pero lo quiero a pesar de todo. ―Esbocé una leve sonrisa en mi rostro―. Igual y si lo vuelvo a ver, me disculpó con él y todo solucionado...Pero es un albur ¿no?

―Tal vez ni se enojó contigo porque sabe que te ama y daría todo por ti, a pesar de que te enojes con él.

Al fin escuchaba su voz, me quedé muy sorprendida al ver que si hablaba, y que yo no tenía que hablar sola todo el rato, aunque no reconocía bien la voz.

―Y sí, es muy linda la vista la que tengo frente a mí ―dijo, volteándome a ver.

Si no mal entendí no solo se refería al lago.

―Hola Jennifer ―volvió a decir sonriendo un poco. Y quitándose los lentes y la gorra, así se podía ver caer su pelo lacio.

Efectivamente, era Bill. Un cincuenta por ciento de mí se lo esperaba y el otro cincuenta se preguntaba dónde se encontraba en esos momentos de soledad.

¡Momento! ¿Yo dije eso? Creo que sí, pero hasta yo lo dije, lo extrañaba demasiado. ¿Qué se supone que estaba pensando en ese momento? ¿Me gustaba Bill o qué? De nuevo un cuarenta por ciento decía que no tendría nada de malo intentarlo y el resto decía que sería contra de mi voluntad.

―Hola Bill ―sonreí un poco.

―Mm no quiero ser oportunista pero si no mal entendí me extrañabas ―dijo algo emocionado.

―No, lamento aceptar que no mal entendiste ―lo miré a los ojos. Al igual que él a mí.

―Y también me quieres ¿no? ―preguntó acercándoseme más.

―Algo, un cuarenta por ciento ―sonreí porque dije la verdad y me liberaba con una carga, que quién sabe desde cuando la tenía.

―Como amigo, claro está ―se alejó de mí y se puso de frente al lago dejándome a un lado de él.

―Pues ¿qué pretendes de mí, qué me gustes después de un mes? ―pregunté algo enojada.

―Deberías intentarlo después de todo, como tú misma lo dijiste, pasamos buenos ratos juntos y yo te apoyé hasta las últimas consecuencias.

―En eso tienes razón pero yo no te amo y no te mereces que esté contigo, alguien como yo ―insistí.

―No me importa ―me tomó de los hombros―, con saber que estuvieses a mí lado sería más que feliz.

―¡Estás loco Kaulitz! Pero créeme que lo adoro.

Esa actitud volvió, ¿qué se suponía que le iba a decir después? "Ey yo también me alegro de que estés conmigo". Tenía que callar mi boca en ese preciso momento, no quería ser algo de Bill.

Fue un cambio radical, cincuenta por ciento de mí decía que le diera una oportunidad pero la otra mitad decía que era algo que no podía hacerlo verdad.

―Pero así lo soy, así como tú eres un misterio para mí ―sonrió dulcemente.

―Creo que ya me conoces lo suficiente como para seguir diciendo eso ¿no?

―Sí pero no me canso de decirlo.

―Gracias ―la incomodidad vino― tú también eres especial... ―susurré y bajé la mirada.

―¿Eso crees? ―preguntó sonando sorprendido.

―¡Es la verdad! Y créeme que viniendo de mí es algo que nadie esperaría.

―Es verdad, y te lo agradezco mucho.

―Por nada ―suspiré.

―Te dejare en paz hoy, pero solo quiero saber una sola cosa ―lo volteé a ver ― ¿No disfrutas este momento más que algún otro?

―No tanto sabiendo que estoy con alguien que está loco... ―me interrumpió.

―Por ti, si, de acuerdo.

―Me voy Bill, hasta luego.

―Hasta dentro de un mes ―dijo seriamente.

―¿Eh? ―exclamé algo confundida.

―Me voy del país un mes.

―Ah bueno, hasta luego aun así ―intenté parecer normal y fuerte.

―Si claro...

―Adiós.

―Gracias por la sinceridad, de verdad

―Tú lo pediste, adiós.

―Adiós.

Nos fuimos en diferentes direcciones...

By Your Side » Bill KaulitzWhere stories live. Discover now