Corría el año de 1980 en un pequeño pueblo de Japón, de esos que parecen casi olvidados por el tiempo, los últimos 3 clanes ninja que quedaban en pie luchaban entre sí por el poder del territorio, un brutal atentado contra el clan ninja más prometed...
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—Si sabes quién soy debes saber que no soy tan fácil de matar, explícame que son las sombras de las que he hablas. No entiendo a lo que te refieres—, dijo el joven ninja mientras preparaba un kunai.
—Las sombras de los clanes ninja, ese título se lo gana el ninja más fuerte de cada generación, él tiene que hacer las misiones más peligrosas y debe estar dispuesto a cuidar de su gente de día o de noche. Yo tengo la misión de terminar con tu vida para poder tener mi título de sombra del clan indura—, informó la ninja.
La joven estaba dispuesta a atacar cuando diviso a una patrulla de samuráis que se acercaban rápidamente, obligándola a escapar por donde salió.
—Nos veremos pronto Beckett, está vez tuviste suerte, pero la próxima vez que te vea te mataré—, sentenció la ninja para luego perderse en la obscuridad del bosque.
Los samuráis pasaron por el lado de Beckett ignorando su presencia, tenían una misión, la cual era atrapar a Hanabi, no la podían dejar escapar.
—Ahora sé que mi cabeza tiene precio, debo entrenar lo más pronto posible. Hanabi podría aparecer en cualquier momento y matarme, esto es lo más divertido que me ha pasado en mucho tiempo —comentó el ninja.
Beckett caminaba solo por las calles de la aldea mientras pensaba en lo siguiente que haría, pensaba en si quedarse o salir a recorrer nuevos caminos. No se quitaba esa idea de la cabeza; necesitaba volverse más fuerte, desconfiando de la dinastía escarlata recurrió al bushido, el único inconveniente es que siendo Beckett un ninja, los samuráis no lo dejarían entrar en su territorio, ya que tanto ninjas como samuráis son enemigos naturales.
—¿Cómo estará kagura? Solo espero que se encuentre bien en su viaje y que siga pensando en mí, ahora tengo que darme prisa y seguir con mi entrenamiento lo más pronto posible. Pero no podré usar mis habilidades ninja aquí, sino podrían descubrirme, tengo que pensar una solución para este problema. De igual manera necesito un lugar para pasar las noches, con el dinero que conseguí de las misiones puedo comprar aunque sea un pequeño lugar donde pueda dormir, ya que la mayor parte del tiempo estaré fuera. Ahora que lo veo también tengo que preocuparme por la comida espero que no sea tan complicado—, dijo beckett un poco desanimado, —primero debo ir al templo para ver si logro hacer que me entrenen, no queda de otra, tengo que seguir caminando hasta llegar que fastidio—, exclamó el joven ninja mientras ponía las manos en su cabeza.
Beckett se encontraba caminando por el pueblo cuando una voz lo llamó.
—Beckett ¿eres tú? Por lo que veo has regresado a la aldea, te veo un poco perdido en este lugar—, dijo el viejo Otaka.
—!!Viejo eres tú¡¡ estaba buscándote por cada rincón de este lugar, vaya que eres un viejo escurridizo—. Comentó el joven ninja.
