Una chica se muda a Nankatzu por el empleo de su padre, ahí conoce a Misaki un chico del que se enamora perdidamente y juntos tratarán de luchar por su amor.
Me quedé ahí sentada viendo cómo pasaban los minutos, ese niño Tsubasa, era en realidad un genio para el futbol, parecía que no había nada más importante para él que el balón y eso era muy admirable. El entrenador dió el silbataso indicando el final del entrenamiento, se me hacía conocido pero no podía recordar de dónde. Después de unos segundos Tsubasa e Ishizaki se acercaron a dónde estaba.
-Y..¿que te pareció?-dijo secándose el sudor con una toalla en la mano izquierda. - Eres realmente increíble! ¿Cómo puedes tener tal manejo del balón?- - He practicado fútbol desde que tengo memoria y supongo que es para lo que vivo- -Pues eres muy bueno, a todo esto su entrenador se me hace conocido- dije en tono pensativo. - Es Roberto Hongo el centro delantero del equipo de Brasil.- Contesto Ishizaki. - Vaya, entonces de ahí es que lo conozco, pero qué hace un jugador tan bueno por aquí?.- - Verás (t.n)- su voz se escuchaba algo triste- Roberto en uno de sus partidos recibió un golpe muy fuerte que le daño la vista y por órdenes médicas es posible que no vuelva a jugar fútbol, es por eso que nos está ayudando a prepararnos para el partido contra el Shutetsu quien es un gran rival para nosostros.-dijo Tsubasa muy serio. - Oh! Ya veo, pues hace un gran papel tanto como jugador como entrenador-
Todos sonrieron.
- ¿Y porque se mudaron tu y tu familia?- Pregunto Ishizaki.- - Papá recibió una mejor propuesta de trabajo por aquí, entonces supuso que lo mejor sería mudarnos para así estar más cerca de su trabajo.- - Bueno, pues tienes mucha suerte de conocernos, ya que Tsubasa también es nuevo por aquí, ¿No es así Tsubasa?.- Tsubasa asintió con la cabeza. - Que lindos- dije con mi mejor cara-. - ¿Y a qué colegió te inscribiste?.- - Al colegio Nankatzu-. - Que bien!! Nosotros también estamos ahí.-. - Me alegro, chicos fue un gusto conocerlos pero debo regresar lo más pronto a casa para cenar o mamá se enfadara.-dije un tanto preocupada. - Te acompañamos- se pararon y caminaron a mi lado.
Tsubasa corría con su balón, mientras Ishizaki y yo conversabamos un poco, cuando de repente lo ví, era el, el mismo, con esa carita de angel y esa sonrisa inigualable. Estaba admirando el paisaje con su padre con un balón en sus pies y de repente me vió, me sonrió y yo también esboze una sonrisa mientras los dos nos ruborizamos. Era tan lindo, tenía que saber quién era, tenía que saber todo de él.
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