°•Obsesión•° [Aristemo]

★Capítulo O5★

Ya estando en la cama, el rizado se colocó encima del castaño. Comenzó a besarlo en el cuello mientras el contrario se estremecía &' jadeaba.

- Quiero hacerte mío, bonito - Observaba con deseo el cuerpo del castaño, mientras en su pantalón ya era notoria una erección.

Temo lo miraba &' su respiración comenzaba a agitarse. - Y-Yo quiero ser tuyo... - Susurró débilmente.

Aris se levantó de la cama &' se dirigió a la puerta para colocarle el seguro. Caminó &' se detuvo en frente del castaño. Empezó a quitarse la camisa &' el pantalón, quedando sólo con su ropa interior.

Temo lo miraba atentamente. Tragó saliva &' tomó una almohada para cubrir su rostro sonrojado.

El rizado alejó la almohada &' se acercó al castaño, terminando con la distancia que existía entre ambos. Se dieron un apasionado beso, del cual se tuvieron que separar para poder respirar.

Aris empezó a desvestir a Temo. Ya ansiaba estar dentro de él. Se quitó el bóxer ya que su erección comenzaba a doler.

A los pocos segundos, los dos se encontraban completamente desnudos. El rizado miraba fijamente a los ojos al castaño, tratando de descifrar el sentimiento tan grande que le hacía sentir.

- ¿Estás listo, bonito? - Besó su frente.

- Sí, Tahi - Respondió jadeante.

Aristóteles besaba el cuello del castaño. Acariciaba esa suave &' pálida piel dejando pequeños besitos a su paso. Con sus manos delineaba cada curva del perfecto cuerpo que se encontraba frente a él. Se colocó en medio de las piernas de éste e introdujo uno de sus dedos, logrando que gimiera. Cuando ya estaba listo, el rizado alineó su miembro erecto en la entrada del contrario.

- E-Es muy grande, Tahi. Sé gentil conmigo, por favor - Respiraba agitado.

El rizado comenzó a penetrarlo lentamente hasta entrar completamente en él. Ahí se quedó unos segundos en lo que el castaño se acostumbraba a la invasión.

Definitivamente el pene de Aristóteles era muy grande. Temo hizo una mueca de dolor al sentirlo entrar en él. Era doloroso, pero placentero.

Cuando al fin se acostumbró al tamaño, Aris inició las embestidas. Al principio fueron lentas, pero terminaron siendo cada vez más fuertes. Era un vaivén de placer &' los gemidos no se hicieron esperar e inundaron toda la habitación.

- Temo, no hagas tanto ruido. Recuerda que aquel baboso está al lado de nuestra recámara &' nos puede escuchar - Sonreía viendo las expresiones que hacía el castaño con cada estocada que éste le daba.

- N-No puedo... Tahi, esto se siente muy bien. D-Dame más fuerte - Cubría su boca con sus manos para intentar callar los gemidos, lo cual fue imposible.

Cada estocada era certera. Llevando a ambos chicos al máximo placer. Por fin sus cuerpos se habían fusionado, convirtiéndose en uno solo.

El rizado llevó su mano al miembro del contrario &' comenzó a masturbarlo. Con su dedo pulgar hizo una leve presión sobre el glande, provocando que éste curvara la espalda &' gritara.

- N-No hagas eso, Tahi. Si sigues a-así me voy a venir primero que tú - Hablaba entre gemidos mientras se aferraba a las sábanas hasta arrugarlas.

Temo seguía recibiendo las fuertes e increíbles estocadas hasta que no pudo contenerse más &' eyaculó, ensuciando su abdomen. Aris al ver el líquido seminal en el vientre del castaño, dió con más fuerza las embestidas &' terminó corriéndose él también. Llenando totalmente el interior del contrario con ese líquido blanquecino.