Capítulo 2.

88 14 15
                                    

Luke;

Ni siquiera sé cómo llegué allí, pero me sentí diminuto desde el segundo uno. No sé si fue por mi estado anímico o por el edificio que tenía en frente con aquellas letras gigantes. Rutgers siempre imponía un poco, pero ahora más.

¿Qué estaba haciendo allí? Buscar respuestas, sí. Encontrar algo que me hiciera entender qué eran todos esos demonios con los que había intimidado los últimos días.

Este había sido mi principio y mi final. La maldita universidad a la que me cambié para dar un giro a mi vida, en eso había acertado de lleno. Y por culpa de tanto giro ahora me estaba mareando.

Me fijé en la hora que indicaba el cartel de un establecimiento que había cerca y sabía que no tardaría en aparecer.

Primero de todo aclarar que no soy un acosador, solo me había acercado aquí para convencerme de podía estar preparado para volver. Y no, no voy a mentir, ver su melena rubia era un punto extra en mi plan improvisado. Pero ya está, esa no era mi prioridad. Me había quedado bien claro que mi salud mental debía estar por encima de todo.

Empezaron a salir los primeros universitarios y me di cuenta de que todo seguía igual. Los chicos del baloncesto, las que se tintaban el pelo de rojo, el club de la biblioteca con sus apuntes en las manos y la mochila a rebosar...

Hasta que apareció ella.

Me costó distinguirla al principio. De normal llevaba el pelo suelto, pero esta vez lo recogía en una alta coleta que le hacía parecer algo más mayor de lo que era. O eso, o que esa gabardina gris era tan elegante que combinaba perfectamente con lo que siempre deseaba aparentar.

Qué repipi e insoportable era y cuánto me gustaba así.

El corazón latía fuertemente bajo mi pecho, Alice seguía tan guapa o incluso más desde la última vez que la vi. Los rasgos de su cara, tan finos y suaves, eran dignos de fotografiar incluso desde la distancia. Era preciosa, no podía engañar a nadie. Ni a mí mismo.

Me eché hacia un lado para ocultar parte de mi cuerpo tras una farola y no ser tan obvio. No quería que me viera porque el rechazo en su mirada me desgarraría por completo y todavía no estaba preparado para asumir que la había perdido, que me había apartado de su vida.

Entonces disimulé rascando mi nuca y eché por unos segundos la vista hacia atrás cuando me encontré con quien menos esperaba, mi fiel compañera de Rutgers.

—¿Dónde te habías metido? —preguntó Gina, mirándome de arriba abajo.

Me quedé parado por unos segundos.

—Oh, G-gina —me moví nervioso.

—Ya veo que te acuerdas de mi nombre —sonrió con suficiencia—. ¿Te has escondido debajo de los pupitres hoy o qué? No te he visto en toda la mañana.

—Es que acabo de venir —respondí—. Ahora —me di cuenta de lo loco que sonaba todo eso—. No he ido a clases, me he pasado por aquí para... pensar —agaché mi cabeza.

Maldita sea, ¿por qué tenía que dar explicaciones?

'Por una sencilla razón', me respondió mi subconsciente. 'Lo que has hecho no es muy normal', concluyó.

—¿Estás borracho o algo? ¿Te encuentras bien?

—He pensado en dejar la universidad, eso es todo —suspiré.

—¿Qué? —se sorprendió y puso una cara muy extraña—. ¿Estás loco o qué te pasa?

—Ya no estoy con Alice —solté de golpe, ya que me sinceraba en cuestión de segundos lo hacía del todo.

Hasta encontrarnos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora