Capítulo 7.

60 9 15
                                    

Alice;

El domingo me desperté con una resaca emocional tremenda. Al final me había quedado dormida llorando.

No podía dejar de recordar lo sucedido la noche anterior, la conversación sobre el accidente con mi padre y su posterior reacción que provocó que huyera del salón corriendo.

El fin de semana estaba siendo bastante intenso y no había esperado en ningún momento que fuera así, por tanto era como una bofetada en la mejilla sin apretar la mandíbula esperando recibirla.

Por eso después de lavarme la cara y asearme, cuando estuve algo despejada me animé a abrir la maleta y comencé a meter ropa en su interior. Por el momento no quería seguir estando en casa de mi padre, necesitaba respirar otro aire que me diera más confianza, tranquilidad y calma.

Por desgracia no me cabía todo lo necesario como para no volver nunca más, pero sí lo indispensable. Al fin y al cabo no sabía cuánto iba a durarme este cabreo, aunque tampoco sabía definir qué era lo que sentía hacia mi padre. Tal vez no me terminaba de fiar, las cosas no encajaban, y lo que más me molestaba era que me engañara como si fuera una niña pequeña.

Metí mi portátil en su funda junto con el cargador y preparé mi bolso de mano justo cuando mi móvil empezó a sonar.

¿Quién sería a estas horas?

Me acerqué para desbloquear la pantalla y descolgué tras la sorpresa de leer el nombre que aparecía en ella.

—¿Nick? —pregunté extrañada.

—Hola, Alice —susurró con cierta timidez.

¿Qué le pasaba a este chico? No se había equivocado al llamar porque acababa de decir mi nombre.

—¿Estás bien? No me digas ahora que hay que repetir las escenas del trabajo o algo así porque te aseguro que me da un paro cardíaco ahora mismo —hablé acelerada, pensando en que si eso sucedía tenía que volver a grabar con Luke.

—No, no es nada de eso —respondió enseguida—. Tranquila, que ya he pasado todo al ordenador y se ve perfectamente.

—Oh, menos mal —suspiré aliviada, sentándome en una esquina de la cama—. ¿Entonces qué pasa con el trabajo?

Intuí que era algo de eso porque nuestra relación se basaba única y exclusivamente en esas clases que nos habían tocado juntos.

—No es nada del trabajo —aclaró—. Bueno, en realidad un poco sí.

—Me estás liando —confesé—. ¿Qué es lo que pasa? —volví a preguntar, intrigada.

—Verás... —escuché cómo cogió aire—. Resulta que he estado pensando en lo que dijiste ayer de Keira. La chica me gusta y... me parece buena idea lo que comentaste de quedar todos y así aprovechar para tener más acercamiento.

Una sonrisa tonta apareció en mis labios.

—¡Lo sabía! —exclamé contenta, como si acabara de ganar un premio o algo así—. ¡Por fin alguien que me hace caso!

Aplaudí mentalmente y puse la llamada en modo altavoz para vestirme mientras.

—¿Por qué estás tan emocionada? —rió.

—¡Porque me encanta tener la razón! ¡Y también me encanta hacer de Celestina! —empecé a dar saltitos hasta la silla donde había dejado la ropa preparada.

—Pues ya tienes una misión y te aseguro que no va a estar nada fácil.

—Nick, esa no es la actitud —le reproché—. Tú que vas siempre de latinlover, no te reconozco.

Hasta encontrarnos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora