sᴇᴘᴛɪᴍᴏ

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Después de aquella noche, Agust se comprometió a poner en juego la heterosexualidad de su hermano, jugar tanto como podía para saber si era bisexual, homosexual o simplemente atraído por ese tal Park Jimin.

— ¿Bromeas? No voy a hacerlo, que incómodo. ¿Cómo se supone que le coquetee a un chico. — Yoongi intentó mantener su mirada en su whiskey, buscando algo interesante en la forma de los hielos.

— Justo como lo haces con tu niño rubio, ¿No? ¿Qué haces con él? Le hablas, sonríes, acaricias su cabello... — Agust murmuró mientras miraba por el rabillo del ojo alchico de cabellos castaños del otro lado de la barra que no dejaba de ver a su hermano.

— No funciona así, con Jimin es natural, él me sonríe, yo le sonrió, nos hablamos, es distinto...

— Pues mierda, Yoon, el chico te está sonriendo, devuélvele la sonrisa. —Murmuró bajo Agust mientras mordía su labio.

Él sabía que el ambiente en los bares de ambiente homosexual era ligeramente pesado, pero si su hermano no se apresuraba, el chico se iría con cualquier otro.

— Bien, mira que te enseño como se hace.

Agust terminó su bebida de un solo trago, antes de levantarse y caminar hasta donde estaba sentado el chico y sonreírle, antes de seguir con la conversación que su hermano miraba atónito como para él rubio de su hermano, se volvía sumamente fácil coquetear con un ajeno.

Una conquista más para Agust, una frustración más para Yoongi.

— Bueno, cerebro, vamos a casa. —Agustbaprecio detrás suyo para palmear los hombros de su hermano.

— ¿Qué ha pasado, Pinky? — Yoongi se giro a ver a su hermano mientras dejaba el vaso vacío. Le resultaba curioso que aquel chico castaño no estuviera a su lado como las noches anteriores.

— Parece que el angelito solo quiere salir con el pelinegro de traje, o sea, tu.

Y una vez más, resultaba ser que los ligues de Agust solo querían salir con su hermano y no con el. No importaba si tenían la misma cara, el mismo cabello o una complexión similar, terminaban siendo muy distintos.

Por casi dos meses y medio, Agust se dio a la tarea de visitar a su hermano todos los fines de semana, desde los viernes por la tarde hasta los domingos en la noche, poniendo prueba tras prueba y llevándole a cada bar de estilo gay que pidiera, con distintos ambientes para que pudiera experimentar.

Pero nada. Un resultado nulo. En ninguna de sus salidas Yoongi había cedido con cualquiera de los bonitos chicos que ponía el ojo en él. Hasta que...

— Necesito hablar contigo. —Su padre irrumpió en la sala de estar donde ambos hermanos miraban la televisión.

Los mellizos giraron el rostro para ver a su padre. El señor Min era un empresario serio, dictaminante y recto, por eso, para él era extraño ver a uno de sus hijos con cabello rubio, jeans rasgados y las uñas pintadas.

— ¿Que sucede padre? — Yoongi pregunto desde su asiento.

— Mañana por la tarde después de clases vendrá mi hermano de Estados Unidos, así que necesito que estés aquí lo más pronto posible en cuanto las clases de esgrima terminen, ¿De acuerdo?

Yoongi asintió de inmediato, y Agust bufó divertido. Siempre tan recto como su padre.

Era una lástima que Agust volviera a Daegu esa misma noche, porque el realmente extrañaba a su familia del otro continente.

— ¿Cómo tienes sexo con un chico?

Yoongi pregunto aquello desde su cama, mientras terminaba de colocarse la pijama y abotonába lentamente la camisa de ceda para dormir.

|| Los Mellizos Min ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora