Capítulo 22.

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Llegué a casa de Logan y llamé a la puerta. Estaba muy nerviosa, ya conocía a sus padres y teníamos una buena relación, pero iba a quedarme varios días y en unas fechas en las que deberían de pasarse en familia.

-Hola.- Dijo Luca al otro lado de la puerta.- Pasa, te estábamos esperando.

-Gracias enano.- Le sonreí y entré.

-Logan está en su habitación y mis padres salieron a hacer las últimas compras.- Asentí y subí arriba. Toqué a la puerta de Logan y esperé a que me abriese.

-Tenía tantas ganas de verte.- Contestó al verme.- Ven.

Tenía una gran sonrisa en su rostro y yo también. Entré a su habitación y coloqué la maleta al lado de la cama y me senté.

-En tan solo dos días cumples veinte. Menudo viejo.- Reí mirándole.

-Sí.- Dijo sonriendo.- Tengo ganas de que llegue.

-Yo también.- Le sonreí de vuelta.

-Espero que hayas cumplido lo que me dijiste. Nada de regalos.- Contestó.

-Si, tranquilo.- Mentí.

-Mis padres y Luca creo que han preparado algo, pero no estoy muy seguro. ¿Estarás conmigo si eso ocurre, no?

-La duda ofende.- Le miré mal y me tumbé en el colchón.- Estoy cansada.

-Yo también.- Se tumbó a mi lado y pasó su mano por mi estómago.

En ese momento me giré un poco y pude ver una foto, la única que tenía en la habitación. Me di cuenta de que esa foto ya la había visto antes y decidí levantarme a cogerla.

-¿Es ella verdad?- Pregunté.

-Sí.- Contestó desde la cama.

-Lucía muy bien.- Dejé la foto en su sitio y me tumbé encima de Logan.- Seguro que ella está cuidando de ti.- Le sonreí tiernamente y le abracé.

-Lo sé, era muy bonita.- Aseguró abrazándome.- Siempre tenía las palabras adecuadas para decirme, en cualquier circunstancia podía contar con ella y era una persona demasiado dulce. Es una pena que todo haya acabado así.- Dijo desviando la mirada, pero seguía con los brazos alrededor de mi.

-Recuerda que estoy aquí y que si necesitas desahogarte con alguien siempre te voy a escuchar.- Cogí su rostro con mis manos, obligándole a mirarme.

-Lo sé.- Me aseguró.- ¿Quieres saber más de ella?

-Claro. Siempre que tú quieras contarme.- Rodé sobre su cuerpo cayendo de nuevo en la cama y quedando a su lado.

-Un día estaba en su casa, tenía una piscina muy grande y siempre que tenía la ocasión iba por allí. Isabella también solía venir, así que los tres nos pasábamos toda la tarde jugando en el agua y haciendo el idiota por ahí. Recuerdo que al salir de la piscina, no se me ocurrió otra cosa que empezar a correr por el borde, resbalándome en el camino. Tuvimos que ir a urgencias porque me había roto el radio.- Dijo riendo.- Llevé escayola demasiado tiempo y todos mis compañeros de clase me la pintaron. Maya se enfadó muchísimo, ella sólo quería que estuviera su nombre puesto en grande, pero cuando fue a poner el suyo ya no había hueco para ninguno más. Fue demasiado gracioso ver su cara en ese momento.- Río más fuerte al acabar de contarme la historia. Se ponía demasiado adorable contándome cosas de su infancia.

-Parecía buena amiga.- Sonreí.- Yo también llevé escayola por un tiempo. Me rompí la muñeca.- Hice una mueca al recordarlo.- Fue hace bastante tiempo, cuando Isabella y yo éramos amigas. Estábamos subidas en un árbol con algún amigo más, y yo resbalé y me caí. Para no aterrizar con mi cara, solo me dio tiempo a poner un brazo y de la fuerza se me dobló la muñeca. Mis amigos, incluida Isabella, bajaron corriendo y me llevaron al hospital. Al principio no me creían y bromeaban, pero mi muñeca rápidamente se puso hinchada y morada, y entonces no se lo pensaron dos veces. Me dolió mucho y tengo que admitir que lloré mucho también.- Hice un puchero.

-Vaya.- Comenzó a decir.- ¿Isabella presenció muchos momentos importantes en tu vida?- Preguntó curioso.

-Algunos.- Me encogí de hombros.- Ella estuvo cuando yo me quedaba sola, al igual que también lo estuvo Andrea. Antes de que Isabella se enfadase conmigo sabía que a mi me gustaba mucho un chico, y cuando me pasó eso... ya sabes, lo de la primera vez, a Isabella no la importó que yo lo estuviese pasando mal, sino que publicó la foto.- Jugué con mis manos.- Pero sí, durante unos años nos llevamos muy bien, aunque nunca me contó esto.

-¿Sabes? Me da rabia. Nunca pensé que Isabella fuera a hacer algo así, de pequeña era una niña muy buena, no entiendo porqué ha sido capaz de hacerte eso.- Giró la cara para mirarme.

-Quizás fue por lo que la pasó. No lo sé, el caso es que eso nunca se lo voy a perdonar. Y lo que la hizo a Andrea el día de mi fiesta tampoco.

-Lo sé, es completamente normal. Yo tampoco quiero mantener relación con ella, creo que ha sido muy injusta. El otro día me mandó un mensaje para pedirme disculpas, pero yo lo ignoré.- Contestó.

-En cuanto a lo que te dije en mi fiesta.- Me giré para poder mirarle a la cara.- Ya sabes... que eligieras entre Isabella y yo, no lo decía enserio. Yo entiendo que ella sea tu amiga. No quiero causar problemas entre vosotros, no quiero más problemas con ella.- Dije.

-En ese momento me pareció mal, más que nada porque no tenías ningún derecho a pedir que eligiera. Pero ahora soy yo el que elige no tener amistad con Isabella por todo lo que ha causado, no es buena persona; dejó de serlo hace mucho.- Asentí. Al fin y al cabo era su decisión. Me estiré y logré besar sus labios, pero nos separamos rápido.

-Me aburro.- Dijo Luca entrando por la puerta y tumbándose entre ambos.

-¿Queréis jugar a algo?- Nos preguntó Logan a los dos.

-¡Sí!- Exclamó Luca y se puso de pie al instante.

-¿A qué quieres jugar?- Le pregunté a Luca mientras me sentaba en la cama.

-¿Mímica?- Respondió Luca.- ¡Me encanta que Logan pierda siempre!

-Está bien.- Reí y miré a Logan.

-Esta vez ganaré.- Dijo mi chico.

Nos dirigimos los tres al salón, ya que allí había más espacio. Empezó Luca, seguido de Logan y por última imité yo. La verdad es que no se me daba tan mal este juego como pensaba, aunque ni de lejos alcanzaba a Luca. Logan hacía lo que podía; su hermano tenía razón, perdía siempre.

Al poco tiempo de empezar a jugar, llegaron los padres de Logan; los cuales me recibieron muy bien. Me sentía muy querida por ellos, cosa que agradecía. Estaba claro que los siguientes días iban a ser muy divertidos y agradables junto a ellos. 

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora