-¡Alex!- Me llamó mi madre desde el salón.- ¡Salimos en media hora!
-¡Vale!- Grité.
Era sábado y nos estábamos preparando para irnos. Había quedado con Andrea, Danielle, Oliver y Logan en el aeropuerto para despedirme de ellos.
Estos dos últimos meses habían pasado demasiado deprisa y, en ocasiones, tenía la sensación de que no les había aprovechado del todo. Sobre todo los momentos con Logan. Aunque algo sí era cierto, estaba segura de que no iba a olvidar cada una de las experiencias vividas con él y con mis amigos.
Lo más duro para mi en ese momento, además de separarme de las personas más importantes para mi, era pensar que tenía que empezar en un sitio desde cero, y que aún me queda un mes para acabar el curso, por lo que iba a ser nueva en todos los sentidos. Tenía demasiado miedo de no encajar, y sobre todo, de sentirme sola en un lugar totalmente desconocido.
Logan me había dicho que seguramente haría amigos pronto, pero yo no estaba muy segura de eso. Nunca me había costado mantener una conversación con las personas, pero seguía estando al lado de los de siempre. En cambio, esta vez, no conocería a nadie. Vivir en Florencia iba a ser demasiado distinto, estaría sola en una nueva ciudad en la que no hablan ni el mismo idioma y aunque no se diferencie mucho del español, sé que me costará mucho aprenderlo.
Cuando acabé de cerrar todas las maletas, me aseguré de que no se me olvidase nada importante. El armario estaba completamente vacío, aunque no del todo. Me puse unos vaqueros de color blanco, una camiseta roja de manga corta, mis deportivas blancas y una sudadera de Logan que él mismo me regaló cuando volvimos de París.
Preparé el transportín de Coco. No estaba de acuerdo en tener que meterle ahí durante todo el vuelo, pero no había otra forma. Cuando todas mis cosas estaban listas, las bajé poco a poco a la planta de abajo y mis padres se encargaron de meterlas en el coche. Subí una última vez a mi cuarto y no pude evitar apoyarme en el marco de la puerta. Había vivido en esta casa siempre, me había criado aquí. Me daba mucha pena tener que irme, pero por lo que realmente estaba así es porque aquí también viví muchos momentos. Todas las noches que Andrea y Danielle venían a dormir y hacíamos cualquier tontería, todos los momentos con Logan... No pude evitar que un par de lágrimas se derramaran, pero rápidamente las sequé. Iba a hacer el esfuerzo de no llorar frente a mis amigos y Logan.
Cuando bajé al salón, mis padres ya lo tenían todo preparado, así que di un último vistazo a toda la casa y salí lo más rápido que pude. No quería detenerme mucho porque si lo hacía, iba a llorar e iba a ser muy difícil parar. Mi padre me dedicó una pequeña sonrisa cuando subí al coche y cuando mi madre subió a Coco, emprendimos camino al aeropuerto.
El trayecto se me hizo eterno, no podía dejar de pensar en todo lo que dejaba atrás y sobre todo en que aún me faltaba lo más duro de pasar. Odiaba demasiado las despedidas.
Al llegar, bajamos todas las maletas y todo el equipaje que llevábamos y dejamos el coche en el parking. Mis padres decidieron dejar el coche ahí porque un amigo suyo lo iría a recoger después y, además, según lo que me habían contado, en Florencia no íbamos a necesitar coche propio, ya que podíamos movernos con facilidad por toda la ciudad.
Nos adentramos en el edificio y fuimos a facturar las maletas. Nuestro vuelo no salía hasta dentro de dos horas y media, así que aún tenía dos horas para estar con mis amigos y con Logan. Me senté en un banco prácticamente en la entrada y mis padres fueron a tomar un café en el bar que se encontraba dentro del aeropuerto.
Poco después mi vista se dirigió hacia la entrada donde había estacionado un autobús y pude observar como mis amigos venían hacia mí. Lo que más feliz me puso fue ver a Logan y a Luca dados de la mano, y como Lenna me sonreía desde la distancia.
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Inefable
Ficção AdolescenteEn ese momento Logan me cogió la cara con las dos manos para que le mirase. Me limpió las lágrimas en silencio y me acarició las mejillas con los pulgares. Juntó su frente con la mía y a los pocos segundos, sus labios rozaron los míos. Tenía muchas...